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martes, 28 de mayo de 2013

Si Alemania releyera su historia...

     Hoy se ha hecho pública la noticia. En el primer cuatrimestre del presente año el déficit -diferencia negativa entre ingresos y gastos- que había establecido el gobierno en sus previsiones económicas alcanza las dos terceras partes de lo previsto para todo el curso económico. Quedan dos cuatrimestres. Aplicando una sencilla regla de tres sería lógico concluir que las cuentas no saldrán de ninguna manera. Y hay un dato a favor de esta negra previsión. Si comparamos la situación actual con la del primer cuatrimestre del año pasado, el crecimiento del déficit  se acerca al 90%. 
            Todo ello, a pesar de las duras restricciones aplicadas a los servicios públicos, de las reducciones de plantilla en servidores del Estado, de los daños ocasionados en la nóminas de los empleados públicos , del empobrecimiento generalizado de los pensionistas obligados a copagos múltiples,- y los que vendrán- y de las subidas de impuestos , entre ellos el IVA. 
            Nos embrollarán con explicaciones farragosas siguiendo la táctica de mantener a la mayor parte de la población al margen de la realidad económica, como si fuera un asunto tremendamente complejo al alcance de la comprensión de unos pocos escogidos, pero yo voy a traducir al román paladino las verdaderas razones. No hay otras. Si el gasto no ha crecido, porque sus medidas de control así lo tienen establecido y aumenta la diferencia negativa entre los ingresos y los gastos, la ecuación es bien simple. Han disminuido los ingresos de forma llamativa. 
            Han disminuido los ingresos por imposición sobre las rentas del trabajo -IRPF-, porque hay un millón más de desempleados que en Abril del 2012. 
            Han disminuido las cotizaciones a la Seguridad Social porque hay un millón menos de cotizantes que en Abril del 2012. 
            Ha disminuido la recaudación del IVA - un 12% menos que en Abril del 2012- porque el Equipo Económico de Rajoy le aplicó una subida brutal en un momento económico de recesión del empleo, del consumo y de la confianza en el futuro inmediato.
            ¿Qué esperaban?
            El gran error de la Europa Merkeliana, y el de este gobierno que la secunda, cada vez con menos convencimiento, - otra cosa sería si Aznar tuviera entre sus manos el timón-, es poner el control del déficit como objetivo, cuando sólo debiera ser la consecuencia de otros objetivos más racionales y juiciosos. El capitalismo europeo actual, que está haciendo extraordinariamente buenos a muchos de sus antecesores, pretende salvar sus apolillados muebles matando a buena parte de sus consumidores. Y que se sepa, este sistema irracional e injusto,-criminal en muchos de sus comportamientos-, se sustenta sobre la producción y el consumo masivos de bienes y servicios.
            El control del déficit como único principio económico y como única función de los gobiernos, títeres en el teatro de marionetas políticas que maneja Berlín, sólo conduce a la ruina. Grecia, Portugal, Irlanda, países que han cumplido hasta la extenuación las medidas impuestas por Frau Merkel y sus compañeros de viaje, lejos de mejorar su situación económica y social, contemplan aterrorizados como la ruina amenaza con devorarlos. Y España les va a la zaga a no mucha distancia.
            Alemania debiera releer algunos capítulos de su historia reciente. Muy reciente. Es imposible que la haya olvidado.
            Al terminar la Segunda Guerra Mundial Alemania era una ruina de proporciones bíblicas. Cargaba sobre su conciencia con la culpa de haber ocasionado en un cuarto de siglo cien millones de muertos por sus veleidades imperialistas; tenía entre sus méritos históricos el haber provocado, en dos ocasiones, la ruina de infinidad de naciones de la tierra y, especialmente, la suya propia. 
            Aquello sí que fue vivir por encima de sus posibilidades, y por encima de las posibilidades del resto del mundo.
            Al final de la Segunda Guerra Mundial bien podía haber desaparecido de la faz de la tierra como nación. Su territorio estaba repartido entre los vencedores que participaron en su derrota; su capital, igualmente dividida, empezaba a generar como un dragón venenosos hijos deformes y amenazadores que aterrorizaron  a la humanidad durante el periodo infausto que llamamos Guerra Fría.
            Grecia, por poner un caso extremo en la Europa actual de país arruinado por las políticas alemanas y las de quienes las secundan, es un paraíso si la comparamos con aquella Alemania. Y su deuda de entonces  no soportaría comparación alguna con ni una sola de las situaciones actuales. Acumulaba deudas desde la República de Weimar, muchas de ellas por impagos de las sanciones que le impusieron los vencedores en la Primera Guerra Mundial en el Tratado de Versalles. Entre el 1934 y el 1939, Hitler suspendió pagos de todas aquellas obligaciones internacionales y se acumularon intereses de manera abrumadora. La propia guerra, con sus costes desmesurados en industria bélica y en el sostén y aprovisionamiento de un ejército integrado por muchos millones de hombres, llevó al país al caos económico del que jamás habría podido salir solo.
            Entre el 28 de febrero y el 8 de agosto de 1952, -fueron muchos meses y muchas sesiones de trabajo para lograr acuerdos- se reunieron en Londres los acreedores mundiales de Alemania. Estaban las naciones vencedoras del bloque occidental y democrático, EE.UU, Francia, el Reino Unido, pero, además, otros veinte países, bancos de proyección internacional y una legión de acreedores privados.
            Como consecuencia  de aquellas negociaciones se firmó el acuerdo de Londres de 1953 que liberaba a Alemania de una buena parte de los intereses acumulados, se le condonaba la mitad de la deuda, se le ampliaba la moratoria para su devolución en veinte años y se le concedían cinco años de carencia de devolución de capital ,- sólo debía abonar intereses- para permitirle recuperar su industria. 
            Uno de los países que renunció a cobrar los destrozos que el ejército nazi ocasionó en su tierra fue Grecia, ese país al que ahora condenan sus medidas inhumanas.
            Para que no se viera drásticamente afectada en sus políticas de empleo y de atención a las necesidades de su población - entonces el modelo comunista de la URRS era un referente muy cercano para los obreros empobrecidos de muchas naciones europeas- se vinculó el pago de la deuda al superávit comercial. Para entendernos, cuando las exportaciones alemanas generaran beneficio al país, sería ese beneficio el que haría frente a la deuda nacional. Para hacer posible este objetivo los acreedores colaboraron con medidas que favorecían la exportación alemana, convirtiéndola en la potencia industrial y exportadora que es hoy. Alemania le debe eso al resto del mundo. 
            Alemania habrá olvidado aquel capítulo de su historia, porque los países, como las personas, tienden a olvidar los momentos terribles de su vida o de su historia, sobre todo si están plagados de culpas. Debiera releer esas páginas y aprender la lección. Y, como consecuencia, debiera dejar su soberbia y su actitud de suficiencia moral a buen recaudo.
            Todo aquello, lógicamente, no fue una mano tendida, un gesto de reconciliación con el enemigo reciente y causante de la ruina mundial. Fue un plan hábilmente diseñado por políticos de altura y por un capitalismo inteligente. Recuperaron la capacidad productiva y de consumo de una nación con enorme capacidad en ambos ámbitos de la economía mundial. De paso, salvaron también, su democracia.
            Podríamos preguntarle a Merkel y a su muy democrático Parlamento qué habría sido de Alemania si el acuerdo de Londres hubiera establecido para su país las mismas medidas que ella dicta para media Europa. El pueblo alemán tiene fama de lógico. Seguramente llegará a la misma conclusión que yo. En ese caso los acreedores habrían puesto una miserable lápida sobre la tumba de Alemania. Habrían escrito el último capítulo de su tormentosa y breve historia. Y los vencedores explicarían la razón de su fracaso como nación; la factura que un pueblo soberbio había pagado por haber retado al mundo dos veces en veinticinco años, provocando sufrimientos y pérdidas incalculables al resto de la humanidad. 
            Afortunadamente para Alemania, y para la humanidad, en los acuerdos de Londres hubo políticos de altura y  un capitalismo - duele decirlo- inteligente.   
            Pero Merkel, los funcionarios que gobiernan en su nombre y los gobiernos títeres no recibirán, así que pasen 60 años, ni una palabra laudatoria de un bloguero de izquierdas - ¿habrá aun gente de izquierdas a finales del siglo XXI o habrán sido devorados por el pensamiento único y el hastío?-, porque su obcecación, su visión miserable de la economía, su servilismo a los intereses del capital, su pobreza mental para preparar el futuro, su falta de grandeza para gestionar asuntos públicos de trascendencia mundial, habrán destruido hasta los cimientos a muchos países y habrán puesto en riesgo los sistemas democráticos que tanto nos ha costado construir.
            Si la humanidad guarda memoria de sus actos, así que pasen otra vez sesenta años, seguramente escupirá en sus nombres, porque cuando se pueda hacer un cómputo razonable de los daños causados por esta horda quedará patente que están poniendo en peligro el futuro de Europa.

domingo, 26 de mayo de 2013

Los depredadores han puesto el punto de mira en las pensiones

    Hace ya tiempo que tenían el objetivo remarcado en rojo. Lo posponían por el peso electoral del voto jubilado en media Europa, un continente envejecido. Pero no ven la hora de meterles mano. Han agostado ya otros manantiales, han desertizado ya otros campos cosecheros, han envenenado ya a muchas abejas laboriosas. Ahora les toca ya a los viejos, esa rémora insoportable, esa obligación insostenible de los sistemas sociales que alumbró la decencia y la solidaridad. Hora parece de poner a los viejos dependientes del Estado y a la propia democracia en su lugar.
            El capitalismo especulativo unido a sus socios políticos emboscados en el neoliberalismo más radical  que hayamos conocido ha provocado el colapso económico en el continente con sus medidas irracionales, confirmadas como inútiles y perjudiciales para el propio sistema capitalista en otros episodios de crisis económicas, y que tiene como hitos históricos al presidente  americano Hoover - crisis de 1929-, empeñado en la inacción del Estado, y a la infausta Ángela Merkel, madrina de la ruina actual que nos acosa, y artífice de daños al proyecto de la Unión Europea que aún no podemos calibrar en toda su extensión.
            Esas medidas irracionales, contrarias a la supervivencia misma del sistema - todo se andará- han expulsado del circulo vicioso, producción-consumo, que sustenta al sistema a una buena parte del tejido productivo del continente, especialmente en España que acumula una quinta parte de la población activa europea que  carece de un puesto de trabajo.
            La primera consecuencia es que disminuyen los ingresos del Estado. Y no hay que perder de vista que el Estado ha asumido mediante el rescate bancario, como exigencia ineludible de ese monstruo irracional que llaman Troika, la deuda privada de las instituciones financieras que provocó la locura inmobiliaria y la contaminación americana sobre el sistema financiero internacional.
            Y al decir el Estado, decimos nosotros. Somos nosotros los que estamos financiando aquella locura. La financiamos con pérdidas de derechos reales garantizados por los servicios públicos, con la reforma laboral que hace perder un valor incalculable, no sólo a nuestra dignidad como personas, sino al  único bien, la única propiedad que sustenta nuestro proyecto vital: nuestro trabajo; y ya mismo, con las pensiones de nuestros ancianos; las mismas que garantizan en infinidad de familias un plato de comida sobre la mesa y el pago del recibo de la luz.
            Quizá sea pertinente una metáfora sacada de la supervivencia animal en la sabana. Cuando la naturaleza se vuelve esquiva con sus dones preciosos, como el agua, escasean las crías. Los depredadores vuelven sus ojos hambrientos hacia los animales viejos, alimento también a fin de cuentas. Nuestra sabana atraviesa un tiempo de sequía, y los animales viejos están pasando a ocupar un lugar preeminente en la dieta del capitalismo y de su brazo cómplice, los gobiernos serviles que defienden sus exclusivos e inmorales intereses.
            Nos hemos acostumbrado a un presidente de gobierno virtual, transmutado en una imagen que habla y gesticula desde una pantalla de plasma. Un presidente que se escuda tras cualquier invento. Ahora se escuda en un comité de sabios. No será él quien dictamine el nuevo expolio que le reclama Europa. Será un comité de expertos, amparados en un dogma, "factor de sostenibilidad", imprescindible. No desprecian estos expertos el poder indiscutible que proporciona descoyuntar las palabras, convertirlas en deformidades conceptuales mediante la selección de perífrasis insultantes para las reglas que rigen la comunicación humana. Se ha pronosticado tantas veces la quiebra del sistema de pensiones, que  sabemos que esa profecía es un instrumento más de los depredadores. Debería haber quebrado en 2010. Y no quebró. Ahora quebrará en 2022. Pero no quebrará, porque no lo permitiremos. Aunque tengamos que incendiar las covachas donde se esconde el enemigo y perseguirlo, luego, hasta los confines de esta patria esquilmada.
            El Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Hacienda, ya ha filtrado que será preciso bajar las pensiones hasta un 40% en los próximos años. 
            Haced los cálculos. Veremos enfrentamientos entre los jubilados. Los más saludables y vigorosos ganarán "manu militari" los contenedores de basura de las zonas más adineradas, donde las sobras serán, seguramente, de mejor calidad. O, al menos, habrá sobras.
            En realidad estamos necesitando un rescate verdaderamente urgente. Urge que rescatemos del lodazal donde lo han enterrado el concepto de Estado. El Estado somos todos con la ineludible obligación de cuidar unos de otros. Cualquier otra versión del Estado es desechable. Y cualquier gobierno que colabore en el proceso de empobrecimiento de grandes masas de población en beneficio del enriquecimiento de una minoría no es que merezca rechazo ciudadano, ¡merece cárcel!

sábado, 25 de mayo de 2013

Exorcistas

                                               ... No temo a la multitud innumerable
apostada contra mí por todas partes.
¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en las mejillas a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados....

                                   Extracto del RITUAL ROMANO PARA EL EXORCISMO

                                                                Promulgado por Juan Pablo II *

            Una de las noticias del día es, sin duda, que Rouco Varela ha nombrado ocho exorcistas, ocho ninjas de dios, para atender las necesidades de Madrid. La imaginación al poder. Este hombre debiera ser nombrado mañana mismo ministro de trabajo. Es sumamente diligente en la creación de puestos de trabajo.
            Pero llama la atención ese número, descabellado sin duda, puesto que la Iglesia recomienda que haya un exorcista en cada diócesis. Y uno ya es una concesión desmesurada al demonismo primitivo que tanto cultiva Roma para mantener el temor humano como fundamento de la fe.
            Sabrá algo Rouco sobre el índice de endemoniados de Madrid que los demás desconocemos. No sería de extrañar que hubiera bastantes más por metro cuadrado que en cualquier otro lugar de España. En esa tierra, laboratorio experimental de las políticas neoliberales de Aguirre durante años y sede del gobierno, habrá encontrado el maligno la ocasión propicia de adueñarse de las almas de muchos ciudadanos, convencidos definitivamente de que dios se ha olvidado de ellos. 
            Pero yo opino que la justificación de esa medida extraordinaria es que Rouco, desde su posición jerárquica preeminente, distingue algunas de las pruebas irrefutables de posesión extendiéndose entre la población desavisada sobre la astucia del demonio. El Ritual Romano las establece con claridad.
            Una es el rechazo de los asuntos relacionados con la propia religión. 
            ¿No es una prueba manifiesta de rechazo que infinidad de personas clamen por una escuela laica y reclamen que la Religión se enseñe en las iglesias? ¿Acaso no es el maligno el que nos impulsa a reclamar que la Iglesia pague el IBI? ¿Quién puede inspirarnos la locura de reclamar que la Iglesia devuelva a la nación los bienes patrimoniales de los que se ha apoderado aprovechando la protección franquista y, luego, la de Aznar? (No es demagogia: La mezquita de Córdoba costó treinta euros al cabildo cordobés).           ¿Quién, sino el maligno, puede inspirarnos la maléfica ocurrencia de solicitar que se denuncie el Concordato con la iglesia de Roma?
            Otra prueba manifiesta de la presencia del maligno es el dominio de muchas lenguas.
            ¿Quién, sino el ángel caído, puede inspirar ese afán desconocido hasta ahora entre los más jóvenes por dominar lenguas ajenas, algunas tan extrañas como el alemán, el chino, o el finés? En opinión de la ministra Báñez hay que agradecer la generosidad de otros países y los jóvenes tienen en la "movilidad exterior" una buena oportunidad, pero Rouco, mucho más experto en asuntos trascendentes como la salvación del alma, seguramente ha percibido ahí la uña retorcida del diablo, o su rabo inquieto. La situación es desde luego digna de consideración en este país, donde la coexistencia de cuatro lenguas, un tesoro cultural que debiera enorgullecernos, podría ser causa suficiente para declarar una guerra civil.
            Y por no cansaros, citaré sólo una prueba más de posesión, la existencia de una fuerza sobrehumana. 
            Y Rouco, con su fina percepción de la realidad social , ha detectado que hace falta mucha fuerza para sobrevivir a las medidas del gobierno. Obra del diablo, sin duda, agazapado en nuestro interior. Pero ese diablo nos empuja a las plazas, y a las manifestaciones, y a los escraches, y a las huelgas, y a constituir plataformas. Nos instiga a la desobediencia y al rechazo de quienes ejercen la autoridad delegada de forma irreprochable. ¿No es acaso el diablo el que nos empuja a reclamar para la mujer el derecho a decidir sobre su maternidad, cuando todo el mundo sabe que esa decisión es un asunto del confesor, del psicólogo o del ministro de justicia...?
            Exorcismo merece ¡¡Puto diablo!!
            Ocho exorcistas para Madrid. Rouco merecería tratamiento, y quizás una institución cerrada, si éste fuera  un país razonablemente humanitario. Aquí lo beatificarán en cuanto entregue la cuchara. Y lo peor es que las nóminas de los exorcistas las pagan mis impuestos. Sostengo que la intromisión de los charlatanes en asuntos que competen a la medicina debería ser denunciable por intromisión y comportamientos irresponsables. Un Estado implicado en la defensa del bienestar de los ciudadanos debería intervenir de oficio, como hace con cualquier otra forma de intromisión profesional, especialmente  en temas de salud. ¡Pobre país!
   Pero no cerraré este escrito sin explicaros por qué comenzaba con ese extracto del Ritual de Juan Pablo II para el exorcismo.

No temo a la multitud innumerable
                                                        apostada contra mí por todas partes...

            Analizad ese mensaje victimista. El papa polaco, reaccionario, obsesivo, autoritario y soberbio, recreó la imagen de una iglesia perseguida. Vivió con esa idea durante todo el pontificado. El laicismo creciente apostado extramuros del vaticano es una amenaza insoportable. La existencia, real o imaginaria, de enemigos todo lo justifica en pos de la supervivencia. No es la iglesia irracional, regresiva, incapaz de adaptarse a la sociedad la que rechaza y persigue a las personas, incluyendo a infinidad de creyentes. Es la multitud la que persigue. Siglos de manipulación dan mucha práctica. 
      Y luego, la imagen del dios padre piadoso que predican, puesta en entredicho tantas veces por sus propios mensajes.

      ...Tú golpeas en las mejillas a mis enemigos
                                                     y rompes los dientes de los malvados....

            ¿A quién invocarán los exorcistas, a dios padre o a Mike Tyson, por utilizar un referente conocido? 
            Les encanta ese dios vengativo, terrible, el del Génesis que entrega a sus criaturas al dolor y a la muerte; el del Éxodo que mata primogénitos, envenena aguas, e inventa plagas con intenciones genocidas. La debilidad de los pueblos les hizo inventar dioses terribles para acobardar a los enemigos; el miedo les condujo a adorar seres deformes, cargados con lo peor de los defectos humanos y dotados de un poder indiscutible y mágico. Lo echan de menos como instrumento de dominación humana. Y cuando hizo aguas esa idea de un dios colérico, inventaron el castigo eterno y potenciaron el papel del diablo, un aliado en realidad.
            Tantos siglos de soberbia los ha dejado sin inteligencia emocional y sin respeto a los seres humanos. Sustentan su autoridad inexistente sobre conveniencias elevadas a categoría de verdades indiscutibles y son administradores de miedos ancestrales, primitivos, incompatibles con la razón humana.

            * Se ha filtrado, a pesar del secretismo vaticano, que para probar la eficacia de su ritual, Karol Wojtyla practicó al menos dos ceremonias de exorcismo en el Vaticano, de las que fueron objeto visitantes en los que advirtió él mismo sintomatología de posesión diabólica. No ha trascendido la eficacia de dichos exorcismos ni el historial médico de los exorcizados. Una pena.

                                                     

jueves, 23 de mayo de 2013

Maletas de madera

   Hace apenas dos días la ministra de trabajo, Fátima Báñez, era portada en los medios de comunicación en la ceremonia de besamanos a su homóloga alemana, de apellido von der Leyen, que aprovechaba para recordarnos nuestros deberes en el control de déficit y aceptaba, sin empacho, las muestras de agradecimiento servil por la generosidad de su país, dispuesto a mejorar las condiciones miserables de parte de la juventud de esta colonia del sur. 
            Dicha generosidad se plasma en un acuerdo o memorando por el que Alemania se compromete a dar trabajo a cinco mil jóvenes españoles a través de la formación profesional dual que combina formación y prácticas de empresa. El acuerdo contempla también la oferta de trabajo estable para personal cualificado.
            El ciclo se cierra. Formamos a la juventud española, quizá mejor que nunca a pesar de los anatemas que lanza sobre el sistema educativo la inefable Cospedal acusándonos de ser los causantes de ese 57%  de desempleados juveniles, para que vaya a producir - y a ser explotada con empleos mal pagados bajo la cobertura legal de un contrato de prácticas - a la industria alemana o a su sector servicio.
            La inversión en formación de las nuevas generaciones resulta lamentable para nosotros. Para ellos es un cesto lleno de frutas que no han tenido que cultivar, un sobre repleto de billetes que han encontrado en medio del desierto. Y aún se colgarán la medalla de la solidaridad alemana con el resto de Europa.
            Alguien tendrá la justificada tentación de considerarme una persona desagradecida, que ha perdido el don de la objetividad arrastrado por la corriente antialemana que circula por Europa.
            Pudiera ser. 
            Pero detesto a los oportunistas, a los que sacan beneficio del esfuerzo ajeno sin arriesgar lo más mínimo. 
            Y ahora, detesto la política alemana y sus imposiciones al resto de los socios, porque tengo la certeza de que es una política interesada, ejercida con mano de hierro en beneficio exclusivo de su poderosa plutocracia y ruinosa para la mayor parte de la Unión Europea. 
            Y rechazo un sistema productivo que se basa, principalmente, en la existencia de ocho millones de jóvenes con salarios que oscilan entre los cuatrocientos y los seiscientos euros al mes, dependientes de por vida de la asistencia familiar para poder sobrevivir. Es el destino de los nuestros. No os quepa duda. No envidio su futuro en absoluto.
            No necesitamos que Alemania acoja a cinco mil jóvenes españoles desempleados y muy cualificados para que los explote su sistema productivo. Necesitamos que la Unión Europea genere las condiciones económicas que permitan a esos jóvenes españoles producir en su país y concretar en él su proyecto vital. Sabemos que es posible. Solo es cuestión de racionalizar el proceso productivo, de controlar los desmanes del capitalismo salvaje que desmonta y empobrece a la mayoría de los Estados europeos.
            En la década de los setenta del siglo pasado - duele emplear estas referencias en el calendario de la propia vida- , yo también tuve un contrato para trabajar en Alemania. En la Kodak, creo que radicada en Stuttgart o en Colonia, ha pasado ya demasiado tiempo para saberlo con certeza. No sabía entonces que esa multinacional americana durante la Segunda Guerra Mundial transformó sus fábricas de material fotográfico en fábricas de armas para la causa nazi. Es lo que tiene la conciencia multiusos del capitalismo sin fronteras; es muy adaptable. Ese detalle entonces carecía de importancia. Ahora, también.
            Nunca fui. 
            Aquel contrato era, sin embrago, la forma lógica de continuar la tradición de los temporeros extremeños;  y eso era yo; había dejado de serlo por azar, por una beca del Estado Franquista para los niños pobres. Se nos ofrecía como alternativa la Formación Profesional con la intención de  capacitarnos para la balbuceante industria española, o el seminario. Sepa dios por qué razón yo elegí el seminario que me abrió otras puertas, las de la Universidad, por ejemplo. Cuando durante el primer año de estudios teológicos  decidí que no era yo hombre de iglesia y renuncié con ello a una beca para estudiar en la Pontificia de Roma,- por esa razón estudiaba alemán- el sistema  me borró de los candidatos potenciales a otras becas, por ejemplo a la beca salario para seguir estudios universitarios.
            Supe que estaba marcado por el destino de los temporeros que me habían precedido; que no tenía otra alternativa que seguir la ruta del ejército anónimo de hombres y mujeres desesperados, desarraigados de su tierra, que guardaron en su maleta de madera asegurada con correas de cuero algunas mudas miserables, fotos de la familia y un sinfín de miedos indefinibles, y se fueron a tierras extrañas a levantar las ruinas que dejó la guerra con su aliento destructivo.
            Yo, al menos, había hecho un curso acelerado de alemán; sabía pedir pan, tabaco, agua, orientarme vagamente. Llevaba en la maleta mi gramática sucinta de la Lengua Alemana y un diccionario razonablemente capaz. Nunca terminé de llenar y cerrar aquella maleta. Afortunadamente, creo, por más que uno no sepa nunca que había detrás de la puerta que no abrió. Pero no me arrepiento de mi vida. 
            Se cierra el ciclo. Nunca lo hubiéramos dicho. 
            Cuando hemos leído o escrito que corremos aceleradamente hacia el pasado, probablemente no estábamos pensando en que somos de nuevo un país que, por carecer de otros bienes exportables, exporta su mano de obra, ahora las  más cualificada; regala su capital humano a los depredadores más oportunistas del continente. 
            Y besamos la mano, agradeciendo el robo, a quienes crearon las condiciones de nuestra ruina.
            Loor a Fátima Báñez. Quizá todo esto no sea sino el producto de la intercesión de alguna virgen a la que invocó como remedio del paro. Quizá ni la virgen pueda encontrar remedio en este país tan maltratado por este gobierno lamentable. Ha de estar desesperada para encomendar el remedio del paro a la eficacia protestante que no la reconoce como objeto de culto.

martes, 21 de mayo de 2013

Gueto

   Hoy España se ha desayunado sorprendida - porque todavía nos queda capacidad de sorpresa- con la noticia de que los Servicio Públicos de Empleo de la Comunidad de Madrid han puesto en marcha un plan piloto macabro en su concepción y en sus objetivos no confesados.
            Los funcionarios del Servicio Público de Empleo tienen sobre su mesa una circular en la que se establecen los criterios de selección de los desempleados a los que pueden hacer llegar las escasas ofertas de empleo que actualmente tramitan: personas de entre veinte y cuarenta y cinco años, con titulación mínima de bachillerato, y que estén percibiendo prestaciones por desempleo, probablemente los que tienen más fácil la reinserción laboral en las complicadas circunstancias actuales.
            Hasta ahora funcionaba una lógica distinta, razonable y respetuosa con los derechos ciudadanos. Una vez seleccionadas las personas que respondían al perfil solicitado por la empresa, tenía prioridad para recibir la oferta de trabajo la persona que llevara más tiempo en situación de desempleo. Ahora, ni siquiera el perfil de empleado que solicita la empresa parece prioritario.  
            El resto de desempleados no existe. En la práctica, la circular proclama que los que no cumplen las citadas condiciones han sido borrados de las bases de datos de solicitantes de un puesto de trabajo para poder sobrevivir. 
            El objetivo parece claro, colocar a quien percibe prestaciones para disminuir los gastos en dicho capítulo. Extraña, especialmente, esta medida comunitaria. La Comunidad de Madrid no ahorra un solo euro con esta decisión, porque las prestaciones por desempleo las afronta el gobierno central con una dotación específica en los presupuestos generales del Estado. Casi podemos concluir que, una vez más, el Partido Popular utiliza Madrid como laboratorio para experimentar proyectos nacionales. La cadena SER ha investigado durante la mañana de hoy si estas medidas se están aplicando en alguna otra comunidad. Al parecer, Cantabria, donde el PP también gobierna en mayoría, está aplicando medidas similares. No será coincidencia. Algo trama la derecha al respecto a nivel nacional, endureciendo medidas que ya establecía en dicho sentido la reforma laboral.
            Porque quizá no es demasiado conocido, pero en la letra pequeña de la reforma laboral del gobierno de Rajoy, esa reforma que los palmeros del neoliberalismo rabiosamente inhumano no se cansan de invocar como la panacea que nos está abriendo el camino de la recuperación, mientras el paro crece cada día y aumenta la precariedad hasta límites desconocidos, establece para la empresa que contrate a una persona desempleada que perciba prestaciones una bonificación en los gastos sociales equivalente a la mitad de las prestaciones que la persona contratada estuviera percibiendo.
            En el espíritu y en la letra de la reforma laboral de Mariano Rajoy ya estaba esta práctica que ahora la Comunidad de Madrid lleva a territorios inexplorados. No conviene olvidarlo.
            Pero la derecha que gobierna Madrid excluye taxativamente a muchísimos desempleados de la posibilidad, aunque resultara difícil en condiciones de equidad, de encontrar un empleo. Trescientas mil personas, según los funcionarios del Servicio de Empleo, han quedado excluidas con esa circular. Y excluye a los más indefensos, a los más necesitados, a los más desesperados, a los de inclusión laboral más complicada en la actual coyuntura económica de Europa; excluye a las personas de menor nivel cultural, a  las personas mayores de cuarenta y cinco años y  a quienes ya no perciben prestación alguna.
            Los encierra en un gueto invisible pero rodeado de muros poderosos, la miseria, la exclusión social, la mendicidad, la inanición y la búsqueda de sobras en los cubos de basura. 
            Sabemos qué destino esperaba a los judíos del gueto. Falta saber qué procedimiento de exterminio legal habrán maquinado los gestores de esta patria indefensa que ha entregado su destino a lo más innoble, a lo más primario, a lo menos dotado de conciencia social y de capacidad política de toda su descendencia,  para borrar a los parias desempleados de las estadísticas y de los telediarios.
            Siguiendo la estrategia del discurso cínico y brutal de la Secretaria General del Partido, esa Cospedal inefable, en los últimos tiempos se han llenado las bocas con la palabra "nazi" para descalificar los movimientos de protesta ciudadana. Sin duda estaban desgastando las aristas del calificativo antes de que reventara ante su puerta. Es esta derecha irracional la que está creando guetos, la que selecciona para el sacrificio a buena parte de sus conciudadanos.
            Quizá Rajoy ha recibido la consigna por debajo de la mesa en alguna de esas reuniones semiclandestinas del Consejo de Europa donde se decide nuestro destino. Estamos en una guerra que nadie ha declarado, pero que se está desarrollando ante nuestros ojos. Aún no ha terminado pero nosotros ya la hemos perdido. Lo que ahora se discute no es el diseño de la Europa del futuro. Se establecen los costes de guerra para los perdedores, lo que hemos de pagar al vencedor que carece de bandera y nunca movilizó un solo soldado.
            No hemos perdido solo nosotros ciertamente. Europa rechaza, desprecia, se sacude treinta millones de parados que resultan costosos. Son las nuevas víctimas de esta guerra creativa, sin destrozos en el paisaje y sin millones de cadáveres abonando los campos. 
            Aún no sabemos si habrán encontrado una colonia que les esté ardiendo entre las manos, una nueva Palestina, para enviar allí a los apestados. 
            De momento, Madrid ha diseñado ya las dimensiones del gueto y ha seleccionado a sus primeros inquilinos.


domingo, 19 de mayo de 2013

Regresión

     García Margallo es un ministro atípico. No parece un político del PP de uso corriente. Parece un hombre que no recurre a la mentira fácil. Recientemente, en un desayuno organizado por la revista "Cinco días", reconoció lisa y llanamente que "en esta crisis no sabemos cuál es la solución y empezamos a pensar que nuestras medidas no son suficientes o no han sido adoptadas a tiempo..." Viene a decir el hombre que el gobierno no sabe cómo sacarnos del atolladero y que las medidas en las que confiaron al principio, porque seguramente confiarían en ellas, no funcionan.
            No he prestado la más mínima atención a este ministro. No sé cómo desempeña su función de relación con otras cancillerías. Sin brillantez, seguramente, como corresponde a la gestión de este gobierno, cuyos miembros menos significados por comportamientos ideológicos y revanchistas, no alcanzaría mayor valoración que el calificativo mediocre. La mayor parte de los miembros de este gobierno merecen otro muy distinto en su actuación, nefasta.
            No obstante este ministro se ha ganado mi respeto, el que merece la honestidad, la sinceridad de un ser humano, sea cual sea la función que desempeñe.
            Vino a confirmar las pesimistas noticias que el propio gobierno desveló algunos días antes, que el paro seguiría aumentando durante toda la legislatura y que la economía española se contraería un uno y medio por ciento en el presente año. Sólo que aquellas previsiones, aquel arranque de sinceridad repentino fue corregido de inmediato. Desconozco si la estrategia de comunicación es obra directa del sobrino de Juan Ramón Jiménez, Pedro Arriola, al que muchos expertos atribuyen la paternidad de los lemas que el Partido Popular repite de forma machacona para convertirlas en la realidad creíble frente a la otra obstinada realidad, oscura y amenazadora. Son lemas burdos, de una simpleza abrumadora, casi americana. Pero, al parecer, eficaces porque se asumen por parte de esa España proclive a la embestida cuando se digna usar de la cabeza, que nos describió Machado.
            Desde aquel desliz que se permitió algún miembro del gobierno el 26 de abril en un ataque de sinceridad, de desesperación o de olvido de las consignas del partido, la valoración positiva del gobierno ha ido ascendiendo peldaño a peldaño hasta alcanzar los tintes optimistas de la arenga  de Rajoy a sus barones ayer mismo. Aseguró que antes de terminar la legislatura bajaría impuestos - no especificó cuáles- y habría creación de empleo. 
            Objetivo cumplido. No hay que mentir solo al pueblo. Cuando las aguas del partido bajan revueltas, hay que mentirle también al propio partido. 
            "España mejora. Sin nosotros, este país no existiría ya porque sus cenizas las habría repartido el viento de la historia acelerado por la deuda. Ya nadie se acuerda del rescate. Y eso, a pesar de la herencia recibida..." 
            Mensajes repetidos hasta la nausea intelectual. Manipulación de la realidad para que la realidad pierda su terrible consistencia. Mentira, tras mentira. No se trata de transformar la realidad; se trata de enmascararla para mantenerse en las encuestas, o para alejar al partido de la tentación de la autocrítica, tan inusual, tan peligrosa.
            Por eso es admirable la sinceridad- o la enajenación pasajera- de Margallo, ajeno al parecer a las consignas diseñadas por el experto en manipulación electoral.
             Muy lejos de esa actitud tan humana y tan admirable, por inusual, está Wert, la soberbia como instrumento de gobierno; sacará adelante la Ley de Educación más contestada, más controvertida, más inútil y menos duradera de todo el periodo democrático. Será, por añadidura, la más ideológica, la más excluyente y la más belicosa. Un triunfo importante sobre la sociedad laica de la Conferencia Episcopal. Estupendo, dios se lo pagará con siglos de paraíso.
             Yo tengo clara una de las principales propuestas que condicionará  mi voto en las próximas generales; lo tendrá aquel partido que lleve en su programa la denuncia del Concordato con la Iglesia Romana. ¿Quieren guerra? ¡Pues, que tengan guerra! Es hora de demostrar que la sociedad no se arrodilla ante el anillo episcopal, salvo que quiera hacerlo. Sólo merece respeto quien demuestra respeto a los demás. Y esta gerontocracia que gobierna la iglesia española, que tanto  añora el pasado y que recibía bajo palio al dictador, no merece el más mínimo respeto.
     Junto a Wert, y por motivos obvios, ocupa esta semana el podium de la indignidad la inefable Cospedal. Cospedal es el cinismo en estado puro. Esta mujer carece de autoestima. Hasta tal punto se deja llevar por su soberbia. Avergüenza oírla, porque en sus palabras late el desprecio a los demás, a la inteligencia humana. Se cree a salvo en el bastión de sus inconsistentes manipulaciones. Pero resulta ridícula. Penosa. Cospedal desautoriza las manifestaciones contra la ley de Educación. Nos recrimina que rechace esta ley una sociedad que acumula un 55% de paro juvenil. Buen argumento. La ley Wert sacará del paro a la juventud española, porque el paro nada tiene que ver con la situación económica y con la precariedad y la explotación laboral  que su partido ha establecido como sistema para mejorar la competitividad, sino con el sistema educativo. Ya contestamos desde este blog con un exabrupto al secretario de Comercio Exterior, García-Legaz, en el mes de septiembre por una valoración semejante. Todo lo dicho vale ahora para la señora Cospedal, el cinismo que viste de mujer.
            Puesto de podium también para uno de los ministros nefastos a título individual. Para Gallardón, el defensor de los privilegios en materia de justicia y la conciencia incorruptible que niega a la mujer su derecho a decidir en un asunto tan personal como la maternidad.
            Todos ellos son el símbolo de la regresión, no por esperada, menos insultante. Esta gente no nos respeta, ignora a voluntad a la sociedad que pretenden gestionar. Se merecen nuestra reprobación. Primero, echarlos, para que no sigan destrozando nuestro mundo. Luego, dotarnos de instituciones que merezcan nuestro respeto y nuestro esfuerzo solidario.



martes, 14 de mayo de 2013

Esta Europa , ¡No!

      Desde que la democracia se instauró en este país, tengo memoria clara de haber sido un europeísta convencido. Siempre he pensado, como nos dejó dicho Ortega, que Europa es la solución. Ahora sigo siendo europeísta. Pero esta Europa no es la solución; en realidad, es el problema.
            A Portugal le ha recetado Europa cura de adelgazamiento en los Servicios Públicos. Desconozco las dimensiones de esa sangría continua en el país vecino. Ahora la flexibilidad de los prestamistas europeos exige el sacrifico de treinta mil funcionarios como contrapartida. Se trata de aplicar hasta el límite ese proceso  desenfrenado de desmontar los Estados. No creo que quede ya en Portugal margen posible para descubrir ni un servidor público superfluo. No es eso. Se trata de eliminar servicios, eliminar obligaciones del Estado, hacer imposible, de hecho, la función redistributiva de los servicios públicos para equilibrar las desigualdades en el nivel de renta. Se trata de dejar al ciudadano sin la protección imprescindible del Estado. Se trata de desarticular la función social del  Estado. En eso está la plutocracia europea con la complicidad de los gobiernos de derecha.
            En nuestro caso, los dos años de flexibilización para la regularización del déficit tiene también un precio establecido. Berlín será flexible en los plazos si Rajoy nos aplica medidas contundentes. Reducir las prestaciones a los pensionistas, prorrogar la edad laboral, liberalizar los contratos laborales, que es tanto como decir dejarlos indefensos en un proceso persistente en dirección al despido libre, sin derechos relacionados con el tiempo de servicio y sin necesidad de justificación alguna por parte de la empresa. 
            Se trata de empobrecer a la clase obrera hasta límites en que resulte , por fin, competitiva. Algo así como Bangladesh en el sur del continente.
            Este problema que llamamos Europa se permite gobernar las naciones con decisiones de funcionarios a los que nadie eligió, pero que obedecen a la plutocracia europea y a sus gobiernos instrumentales, especialmente  a Alemania; suplanta a los propios parlamentos; deja sin contenido los ordenamientos constitucionales; considera a los pueblos súbditos, casi nativos de territorios colonizados, en lugar de ciudadanos de la Unión Europea.
            En una intromisión mucho más local, la Comisión Europea cuestiona el decreto contra los desahucios de la Junta de Andalucía. Suavemente, dicen. Analizará hasta qué punto ese decreto de la Comunidad Andaluza afecta al sistema financiero. "Afecta" significa llanamente "perjudica". Esa es la cuestión. El sistema financiero, los intereses de sus inversiones, es lo único que preocupa realmente a la plutocracia que gobierna. Los ciudadanos somos solo víctimas colaterales del mercado. Esta Europa salva bancos, el instrumento de su dominio, con el dinero de los servicios públicos, con salarios de hambre, con los impuestos que deberíamos pagar para equilibrar las diferencias injustificadas que este sistema establece en las rentas de los seres humanos. 
            Esta Europa no es ni siquiera la que tolera los paraísos fiscales. Es la creadora de muchos de ellos, la que los apacienta como refugio seguro del saqueo a los Estados, que es tanto como decir  el saqueo a todos nosotros.
            ¡¡Hijosdeputa!! Esta Europa de usureros y ladrones especializados en la ingeniería fiscal fraudulenta  insulta, maltrata y enfurece.
            Un día, esta Europa nos sacará a la calle con la mirada torva y la furia afilada. Será el día en que las clases medias, vagamente esperanzadas todavía en recuperar lo que han perdido, acaben convencidas de que la minoría inmoral y dominante, la que manipula gobiernos, suplanta parlamentos, prostituye constituciones y deja obsoleto en los diccionarios el concepto democracia, ha agotado su tiempo entre nosotros. 
            Si los usureros que establecen cada día nuevos instrumentos de tortura para los pueblos tuvieran memoria, lo sabrían con certeza. La historia lo proclama. Quizá ese día, cuando los hayamos desalojado de sus arriscados privilegios, cuando establezcamos una visión del  mundo racional y solidaria, cuando les hayamos arrebatado su poder inmoral e injustificable, podamos recuperar el proyecto de la Europa común, la de los pueblos, la de los seres humanos.
            Pero, esta Europa, ¡no! Esta Europa es una Europa criminal. 

jueves, 9 de mayo de 2013

9 de mayo, día de Europa.


 El rapto de Europa  (Tiziano. 1560)
Museo Isabella Stewart Gardner. (Boston)

        Cualquiera conoce el mito que Tiziano plasmó en esta pintura. Una princesa, de nombre Europa, fue raptada por Zeus, disfrazado de toro, que la llevó a Creta. ¿Qué otro destino podría tener un toro bravo nadador sino la isla de Creta, donde el toro era el elemento diferenciador de su cultura pública, como parte del espectáculo, de los ritos iniciáticos y del arte? ¿No era Creta, también, la prisión del Minotauro? Lo que ya resulta menos conocido es que se trataba de una princesa fenicia, procedente de la ciudad de Tiro. Quizá este mito, lleno de ambigüedades y lecturas posibles, sea el reconocimiento griego a la deuda cultural con los fenicios, que les proporcionaron el alfabeto, el potente instrumento cultural de la escritura.  El propio nombre que se presta a interpretaciones diferentes, en mi opinión, significa "palabra de largo alcance, capaz de extenderse de forma amplia" ¿No será un referencia a la palabra escrita que viaja por el continente de forma interminable con el propio ser humano desde entonces?  
            De sus amores con Zeus tuvo tres hijos y uno de ellos se llamó Minos. A nadie escapa la importancia de la cultura minoica que algunos historiadores consideran el primer eslabón de la cadena de Europa, entendiendo que esta cadena es la sucesión de avances culturales hasta nuestros días.
            Y en cuanto al trasfondo histórico, no sería extraño dentro de la prolongada tradición de saqueo de las costas vecinas de todos los pueblos marineros, que piratas cretenses tuvieran el hábito de incluir entre los objetos de su rapiña a mujeres jóvenes de las aldeas fenicias. Incluso pudo haber sido el acuerdo matrimonial entre dos familias dominantes para casar a sus jóvenes descendientes, porque era la fórmula más económica y fiable que adoptaban los tratados internacionales ya en la edad del bronce.
            Esa princesa, quizás ese alfabeto que nos hizo posibles como sociedad desarrollada, celebra hoy su día. Pero no sé quién habrá tenido motivos de celebración verdadera. Probablemente los burócratas que se ganan el sustento sin fe alguna en el futuro común  hayan brindado con desgana en sus lugares de trabajo. O quizá lo celebraron haciendo fiesta y hoy nadie decidió daños nuevos para los pueblos de buena parte de Europa.
            La irracionalidad, la violencia soterrada contra los pueblos, el empobrecimiento programado de las capas sociales más indefensas, el atropello de las constituciones europeas, el desprecio a las soberanías nacionales, la dictadura del capital anónimo y feroz  no merecen celebración alguna. En todo caso, crespones negros en todos los balcones y ventanas, porque la sensación dominante es que asistimos a la agonía de un proyecto colectivo, corrompido por intereses inconfesables, ajenos a los intereses de la ciudadanía europea.
            Día de Europa, día de la princesa que trajo el alfabeto a los inquietos fundadores de esta patria común, contradictoria, ensangrentada, pero también creadora del derecho, madre del humanismo, defensora de la democracia, luchadora incansable por la soberanía, posible, mejorable...Una patria defectuosa y humana.
            Pero esta Europa es hoy un discurso grotesco; produce, en primer lugar perplejidad; luego, vergüenza; por último, horror al futuro que nos diseñan los intereses económicos de una minoría inmoral y dominante.
            Día de Europa, un proyecto común que se forjó en torno a una cultura común y poderosa.
            En España, la huelga de la Educación Pública ha alcanzado registros históricos, por lo que se me alcanza. Debe ser que el ministro Wert y el gobierno del PP no han leído el mito de la princesa fenicia y no saben demasiado de la importancia del alfabeto en el desarrollo de los pueblos. La voz de la sociedad no tiene más importancia para esta derecha sin remisión posible que la voz de su conciencia, según dicen, o el mandato de los obispos.
            Día de Europa. ¿Alguno de vosotros ha brindado por ella...? Yo brindo por que pase de nosotros este cáliz, por que el futuro nos aleje la amenaza de esta Europa que tanto me recuerda a la mastina "Recovera", que tras enloquecer atormentó mi infancia. Devoraba a sus cachorros recién paridos con absoluta naturalidad. Devoraba a sus hijos, como Cronos. 
            Esta Europa  nos devora tal como aquella perra desnaturalizada devoraba a sus hijos indefensos. 

domingo, 5 de mayo de 2013

Mejor sin Alemania

   Hace pocas fechas  Reinhard Silberberg, embajador de la República Federal de Alemania en España, publicaba un artículo en las pginas de opinión de El País (28-04), titulado "Desde la profunda amistad", - evidentemente se refería a la hispano-alemana-, en el que nos trasladaba su contrariedad por la generalizada opinión entre los españoles de que Alemania ha impuesto sobre los socios de la Unión Europea una hegemonía que está destruyendo la posibilidad de una Europa común, solidaria, y con una presencia determinante en el gran circo internacional. Nos acusa -y, de paso, a todos aquellos europeos que comparten esta visión- de falta de objetividad en nuestras valoraciones. "Nada más lejos de la realidad", nos asegura el embajador. ¿Qué puede decir un empleado de Merkel y el representante de los intereses alemanes en nuestro país?
            La cruda realidad que nos golpea la cara, la que se ha adueñado de nuestra percepción como ciudadanos  conscientes, implicados en la organización de nuestra vida colectiva, es que la plutocracia europea, definitivamente un lobo disfrazado con una piel de cordero democrático, diseñó una Europa a su medida. Ahora le ha llegado la necesidad de vaciar de contenidos la organización democrática. Su fuerza es más sutil que divisiones de hombres uniformados, tanques y artilugios de guerra desmesuradamente destructivos. Es el dinero. Es el dinero el que dicta la opinión de los medios de comunicación más influyentes, es el dinero el que coloca en la cúpula del poder a sus afines; es el dinero el que gobierna, en realidad. 
            Y cada día se acentúa en mi conciencia la sensación de que la democracia es una vieja aspiración que sólo compartimos los pobres, una apariencia ocasional que se nos puede conceder en tiempos de bonanza. En los tiempos difíciles la plutocracia impone su dictado. Y ahora mismo, diga lo que diga el respetable embajador alemán, el brazo armado de la plutocracia europea es la canciller Ángela Merkel, esa teutona fría, calculadora, dogmática, inflexible y obtusa. Nadie inflexible y dogmático puede aspirar, al tiempo, a ser inteligente. Ningún pueblo inteligente debiera nunca darle el poder de gorbernarlo a una persona inflexible y obtusa. Merkel ganará las elecciones generales en septiembre. 
            Yo recibí formación de lógica escolástica en su día. La conclusión más fiable es que buena parte del pueblo alemán resulta, a su pesar, obtuso. Pero no seré yo quien enuncie esa conclusión tan lastimosa. Alemania triunfa; a Alemania le va bien; exporta; ni siquiera paga intereses por su deuda pública.
            Alemania tapa extraordinariamente sus miserias. La clase obrera alemana, la más paciente de la historia del continente, la más condescendiente con su patronal, soporta en su interior ocho millones de alemanes con "mini jobs", un eufemismo que viene a significar trabajo miserable y mal remunerado - 400 euros /mes -para mantener el sistema capitalista más boyante de la Europa Comunitaria.
            ¿Lecciones morales...? La Europa de las personas, la de los ciudadanos, no necesita esas lecciones miserables. 
            La competitividad es el mantra preferido, la panacea, la piedra filosofal de este sistema moribundo; pero, es imposible competir con esclavos hambrientos en países paupérrimos. Antes que competir con ellos, la obligación moral de los países desarrollados - si no nos gobernara esta plutocracia sin conciencia- sería defender la condición humana, el salario digno, las condiciones laborales y la protección social del trabajador en cualquier país que produjera cualquier producto que se vendiera dentro de nuestras fronteras.
            La cruda realidad nos trae cada día la confirmación de una sospecha terrible: La Europa que nos impone Ángela Merkel, portavoz de los intereses de su poderosa plutocracia, es imposible. La Europa que ha seguido al pie de la letra sus dictados se ha convertido en la antesala de un tercer mundo en ciernes en los países más desarrollados de la tierra. 
            Hay un añadido tenebroso. Esa clueca teutona está empollando monstruos que creíamos enterrados bajo el peso avergonzado de la Historia. La extrema derecha antieuropea gana adeptos cada día. El fascismo irredento florece de nuevo en las tierras que un día llenó de cadáveres con su violencia sin justificación y sin futuro. Pero vuelve, renacido de sus propias cenizas, con el viento favorable de la insolidaridad y la pobreza.
            Yo aun creo en Europa. Mi propia cultura me lo exige. Pero os digo, mejor sin Alemania.

jueves, 2 de mayo de 2013

Estímulos criminales en un país enfermo

     Desconozco la sensación que puede provocaros las noticias de hoy mismo sobre la política sanitaria de la Comunidad de Valencia. La Consejería de Salud estimulará económicamente - pagará primas de productividad - a los médicos que recorten las recetas de medicamentos por debajo de once euros por paciente,  a los que remitan menos pacientes a las consultas de los especialistas y a los que recurran a menos pruebas de diagnóstico.
            Desconozco la sensación que estas propuestas causarán entre la población valenciana. A mí, honestamente, y como primera y furiosa sensación, me parece una propuesta criminal. Quizá el objetivo último y no confeso sea dinamitar la sanidad pública definitivamente.
            En primer lugar ponen en entredicho la profesionalidad de los facultativos, bajo sospecha de que recetan compuestos innecesarios, de que abusan de los servicios de los especialistas, de que proponen pruebas de diagnóstico innecesarias y costosas.
            En segundo lugar ponen a los profesionales de la medicina ante la lupa de la suspicacia de los propios usuarios. Tras esta propuesta pública de la Consejería, ¿no sería legítimo que el usuario de los servicios públicos de medicina en la Comunidad Valenciana ponga en entredicho las decisiones de su médico? La salud es un asunto demasiado sensible como para sembrar desconfianza entre el paciente y el médico.
            Por otro lado, ¿quién nos garantiza que en un colectivo tan plural no se produzcan situaciones de confusión profesional, de conflicto entre el juramento hipocrático, al que aún damos crédito, y la afinidad ideológica o la complicidad política? ¿Quién nos garantiza que la necesidad económica o la ambición que ronda cualquier profesión no hagan mella en la conciencia profesional de alguien, y acabe por ignorar obligaciones deontológicas en aras de mejorar su nómina?
            La crisis es la gran excusa. La extinción de los derechos conquistados duramente durante años de avances sociales en el camino hacia la igualdad ante la ley es el gran objetivo de esta derecha desvergonzada y cínica. Quizá sea este el gobierno que merece este país mayoritariamente acomodado, aburguesado, adormecido por años de insolidaridad consumista, de sociedad mediocre y aprovechada, de gente que considera que un comportamiento ético es digno de burla e impropio de la gente avispada de verdad.
            No me digáis que exagero; un tercio del producto interior bruto es dinero negro, no cotiza. Esa es la raíz envenenada de este árbol que da frutos putrefactos en cualquier nivel donde indaguemos. El Diario de Navarra desnuda dietas desmesuradas por asistencia a más reuniones  de grupos políticos que días hábiles tiene el año.  Y no se libra ni uno solo de los Partidos. Una concejala de Izquierda Unida ha cobrado casi diez mil euros por asistir a reuniones de su grupo municipal, cuando es concejala única; es decir, por reunirse consigo misma. Unxue Barkos, de Nafarroa Bai, ha asistido a doscientas treinta reuniones para justificar casi veinte mil euros de dietas. Algunas de ellas, en fechas en las que estaba como diputada en el Parlamento Nacional; la mayor parte sin existencia de un acta mínima que justifique su razón de ser y los acuerdos establecidos...
        ¿A dónde mirar para evitar la sensación de asco?
        Os pregunto claramente, como un hombre sumamente confundido; como un hombre tremendamente decepcionado, como un hombre al que empieza a faltarle el asidero para colgar la esperanza en el futuro próximo, os pregunto, ¿qué debemos hacer con este país para que de nuevo nos merezca?