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sábado, 29 de diciembre de 2012

El cuarto poder que Montesquieu no vio

   Del libro en preparación “Breve paseo por la historia para entender el 15 M” 
    
               La visión de la ciudadanía y la de infinidad de expertos en teoría política y económica por una vez son coincidentes. Los intereses económicos de una minoría privilegiada han suplantado  la legítima actividad de los poderes políticos como representantes de los ciudadanos. Y esos intereses están reorganizando el mundo a su medida.
               Preguntarnos si es posible que la tormenta amaine y que podamos recuperar lo que ya hemos perdido quizá sea una pregunta pertinente.
               Sabemos que los sistemas fallan; son obra humana, pero esta tormenta acabará. Los indignados que reclaman la reiniciación del sistema son la prueba evidente. La Historia nos ha enseñado que , en la lucha por la soberanía, siempre acaban ganando los que la reclaman frente a los que intentan acapararla. Y ahora no será diferente. Lo que yo no sé responder es cuándo, porque dependerá de nosotros. Nada pasa por casualidad en la organización  social. Siempre es consecuencia de la influencia humana.
                Y, desde luego, la sociedad civil que quiere  conquistar o recuperar su soberanía deberá establecer sus estrategias y estar muy convencida de su fuerza.
           La teoría política sobre la que se sustenta el Estado Moderno arbitra como principio indiscutible la separación de los tres poderes conocidos , así como su mutuo control del que derivan beneficios para la sociedad. Se ha comprobado como verdad incuestionable. Teóricamente, cuando el sistema funciona de forma correcta, corregirá las desviaciones e impondrá las sanciones pertinentes a quienes abusen del poder delegado en el ejercicio de sus funciones. En democracia el ejercicio de estos poderes deriva de una delegación de la ciudadanía, implícita en el voto. Es lógico que la ciudadanía se reserve el derecho de controlar como se ejerce cada uno de los poderes que ha delegado en sus representantes.
            Evidentemente, es teoría. En la práctica nuestra capacidad para controlar el ejercicio del poder ha sido burlada en demasiadas ocasiones como para confiar ciegamente en el sistema , o en aquellos a quienes otorgamos nuestra confianza, defraudada mil veces.
            Sin embargo, el problema primordial estriba en que nos habíamos olvidado del "cuarto poder". Actualmente en la mayor parte del mundo se ha convertido en el poder determinante, sin enemigos de su rango. Suplanta al poder político o lo controla, diseña nuestras vidas con reglas inhumanas, empobrece el catálogo de nuestros derechos, coloniza países, empobrece a grandes capas de la población y conculca no pocos de los reconocidos como derechos humanos universales.
        Este poder omnímodo rechaza, a su vez, las reglas de control por parte de la sociedad humana. Aun más, ha incorporado reglas a la legislación de los países, sacrosantas en muchas naciones de la tierra, que garantizan su absoluta libertad por encima de cualquier código civil o moral. Y actualmente tiene a su favor el viento de la globalización. El capitalismo se ha convertido en una boa constrictor gigantesca que atenaza al planeta con sus anillos asfixiantes.
    La justificación por la que este "cuarto poder" rechaza el control de la sociedad humana hunde sus raíces en la teoría económica del capitalismo inicial- liberalismo- y en la fiera defensa de la propiedad privada que establecieron las primeras constituciones burguesas. El liberalismo asegura que el capital, libre de controles por parte del estado, generará beneficios que alcanzarán a toda la sociedad. Las constituciones burguesas establecen que el capital no es un "poder delegado" por la sociedad civil , sino una propiedad privada; por tanto no debe estar sujeto a su control.
      Esta justificación choca con nuestra percepción del origen del capital. Se acumula en manos privadas, pero tiene un origen colectivo. La mayor parte de la riqueza la genera el trabajo humano. Y habrá que volver sobre la pregunta que nos hacíamos para definir la ideología. ¿Para qué generamos la riqueza con nuestro trabajo? ¿Para el enriquecimiento de unos pocos o para mejorar las condiciones de vida de la humanidad en su conjunto?
       Y choca dicha justificación con nuestra propia experiencia colectiva. 
       En primer lugar, la ausencia de regulación del capital produce catástrofes de forma cíclica y de consecuencias tremendamente negativas para la vida humana a escala planetaria. 
     En segundo lugar, alimenta siempre la tentación de suplantarnos en el diseño de la sociedad en la que queremos vivir; es decir,  suplantar a los gobiernos, vaciar de contenido nuestras leyes, manipular nuestras necesidades, arrebatar al estado su dimensión social, y generar con ello diferencias insoportables en la aplicación del principio de igualdad efectiva ante la ley de toda la ciudadanía. 
         De forma esquemática, ese es el origen principal del conflicto en el que estamos.
        En última instancia, la incitación al consumo desmedido en la que sustenta sus beneficios está esquilmando al planeta de recursos precisos para la supervivencia de la especie; y los sistemas de producción y de transporte generan, -no hay la más mínima duda-, un acelerado colapso de las capacidades regenerativas de la atmósfera terrestre, un  acelerado cambio climático que pone en riesgo la propia vida en el planeta, al menos en las formas conocidas,   -una de las cuales es la nuestra-, y actúa, contaminándola, de forma nefasta sobre el ciclo del agua, imprescindible para el sustento de la vida.
      Hecho el diagnóstico, nos cabe establecer el tratamiento. El "cuarto poder" ha de ser , también, sometido a reglas precisas. El único "recorte" que dará resultados será el de la libertad del capital para acumular beneficios de forma insoportable para la mayor parte de la humanidad. Ese control obligatorio por parte de la sociedad será el único soporte de nuestra esperanza en un futuro digno o, al menos, posible. 
     ¡Todas las demás medidas son falsas, inútiles! Su finalidad es corregir los errores  de los mismos que las establecen, empeorando las condiciones de vida de la mayor parte de la humanidad. 
     El próximo colapso financiero que vaticinan los expertos es el de los mercados de derivados.  El mercado de derivados es una especie de casino bursátil. En realidad toda la bolsa  dejó de ser un mercado de valores hace tiempo; ahora es eso, un mundo de ludópatas engolfados por la ambición y la ausencia de principios morales. En el mercado de derivados se apuesta sobre el valor futuro de algún bien, como alimentos o materias primas, o se apuesta sobre acontecimientos financieros, o sobre el futuro de la economía de los países. Se ha apostado, por ejemplo, a que Grecia salía del euro en una fecha determinada. O se ha apostado contra la libra esterlina; o contra el hundimiento y posterior rescate de España. Cuando se apuestan cantidades desorbitadas en algún sentido, los poderes financieros procuran que esa apuesta se cumpla. En el caso de la economía de los países, encareciendo su deuda, por ejemplo, hasta límites  insostenibles que produzca la asfixia del país y su hundimiento. 
   Un juego inhumano y un crimen permitido.
    El Producto Interior Bruto de toda la humanidad, de todos los países de la tierra rondará los sesenta billones de euros cada año. Esa es la capacidad de la humanidad de producir riqueza al precio del mercado. La Banca de inversión, prácticamente sin regularización alguna, tiene arriesgada - apostada-  en ese mercado intangible y etéreo de ludópatas sin conciencia, diez veces esa cantidad. En torno a seiscientos billones de euros. 
   ¿No es una locura? Es ese capital exclusivamente el que genera este conjunto de situaciones indeseables que llamamos crisis. Sus ambiciones, sus errores, y su poder sin límites para cometer atrocidades impunemente.
    Generalmente, los estados serviles los rescatan a nuestra costa y a costa de arrebatarnos derechos indiscutibles. Pero un hundimiento de ese tipo no tendrá rescate posible. Hundirán la economía mundial, demasiado dependiente hoy del flujo de capitales y de mercancías entre todos los países de la tierra.
     Justo en ese momento sonará un único lema, el único que ellos enarbolan cada vez que es preciso ¡"Sálvese quien pueda!" Y habremos vuelto a la prehistoria en poco tiempo.
    Así que seguid creyendo que esta crisis la teníamos merecida por vivir por encima de nuestras posibilidades; seguid creyendo al que os asegura que las medidas que está tomando son las únicas posibles para sacarnos de la crisis , mientras entrega los servicios del Estado a las manos cómplices del capital privado. Votadlo en las próximas elecciones , porque la derecha gestiona mejor la economía. Seguid cavando vuestra propia tumba. 
       La herencia recibida es la única culpable de que no cumpla ni una sola de sus promesas.
      ¡Enteraos de una vez! Lejos de regular el capital , la derecha política es el instrumento por el que capital regula nuestras vidas. 
     Y no me digáis más que la izquierda es lo mismo. La izquierda somos todos los que no soportamos el comportamiento inmoral del capital en nuestras vidas. Y en cuanto a los instrumentos de participación política que tenemos en el arco parlamentario de la izquierda, son los que son. O los regeneramos, o los suplantamos con nuevas propuestas y nuevas personas. No somos prisioneros de ningún partido. Somos muchos, tenemos instrumentos, deberíamos poder organizarnos y encontrar en Europa la complicidad imprescindible de gente como nosotros, harta del fracaso sistémico  que el capitalismo sin control ha provocado en nuestra organización social y política, deseosa de regenerar la vida política con compromisos morales de servicio a las personas y no al capital. 
  ¡¡No me digáis más que la izquierda es lo mismo!! 
  ¡¡Basta ya de disculpas y de esperar milagros!!


viernes, 28 de diciembre de 2012

Patente de corso

     Sin lugar a dudas esta frase os resulta familiar.
     Se acuñó en su día, cuando las escasas potencias europeas como España, Francia e Inglaterra, luchaban por dominar el mundo, para legitimar la actuación de los piratas contra cualquier barco de una potencia enemiga. Muchos de aquellos piratas resultaron ser luego prohombres de la patria, ladrones de los mares encumbrados a la nobleza y dignificados por la corona con el título de "sir", señor, caballero, hombre notable que defendió los intereses de la patria. 
    Eran tiempos en los que los estados no tenían una marina poderosa para dominar el mar, a la sazón el camino por el que circulaban las riquezas más preciadas salidas de las minas del continente americano, y cualquier ayuda, viniera de donde viniera, resultaba digna de profundo agradecimiento.
    Los corsarios eran sencillamente mercenarios, gente avezada, aventureros, desarraigados que encontraron en la piratería una forma de regeneración social a los ojos de la justicia de su propio país. Canallas legales, por así decirlo.
    Como tantas otras cosas, fue un invento inglés. No conozco  pueblo europeo más experto en el manejo de la doble moral. Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. Envidio su sentido práctico y su habilidad para salir, casi siempre, indemne de cuantas aberraciones perpetró a lo largo de la Historia. Incluso, de las que ahora acomete en su extraña y ventajosa relación con la Unión Europea, de la que está a punto de salir. ¡Bien hecho!
     Pero no tenía yo intención de hablar de los ingleses.
     Por extensión, aquella cédula que permitía la piratería legal y la eximía de ser catalogada como bandidaje de los mares, ha derivado al significado actual: autorización que se tiene para realizar actos prohibidos a los demás o gozar de privilegios que se aprecian como injustos por parte de los demás.
     De eso quería yo hablar.
    A pesar de las inclemencias contrastadas que nos azotan y las oscuras previsiones del futuro a corto y largo plazo, Rajoy y su gobierno han establecido que no es conveniente aumentar los impuestos a las SICAV(s). Por si alguien no lo recuerda, y para simplificar la aclaración por la tremenda, como bien merece, precisaré que una SICAV es un engendro legal para evadir impuestos, un instrumento más del capitalismo para evitarse la obligación de colaborar al sostén del estado, de la investigación, de la educación, de la sanidad y de los servicios públicos en general. Una aberración en toda regla, permitida por los gobiernos cómplices.
   Las siglas significan Sociedad de Inversión de Capital Variable. Ese nombre rebuscado esconde en su seno al capital especulativo; sí, el que busca beneficios desmesurados a cualquier precio desoyendo cualquier código moral en las relaciones humanas y despreciando, incluso, la más elemental prudencia; es el capital que, con sus locuras, desencadena cada vez con más frecuencia catástrofes sobre nuestras vidas.
    Este tipo de sociedades abunda en Europa, especialmente en España, Francia, Italia, Suiza y Luxemburgo.
     Teóricamente están reguladas. Por ejemplo, su constitución exige un número mínimo de socios, cien. Pero, en la práctica, todos sabemos - y el gobierno también, porque lo sabe Hacienda y sus inspectores así lo vienen denunciando- que son herramientas de las grandes fortunas para evadir impuestos. Y que esos cien individuos que conforman la sociedad instrumental son sólo hombres de paja, mariachis en el argot del mundo financiero, testaferros unidos al promotor, la gran fortuna, por lazos familiares o clientelares y que sólo prestan el nombre y la firma en el islote fiscal autorizado por la ley.
    Autorizado y protegido.
   Las SICAVs son prácticamente impermeables a la investigación de Hacienda que ha de contar para ello con el permiso de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Esta norma que limita la actuación de la inspección fiscal fue aprobada por el Parlamento Español a propuesta de CIU , tras un  periodo en que Hacienda estuvo especialmente activa en la investigación de estas sociedades. Se actuó con rapidez inusitada para ponerlas a salvo de intromisiones indeseadas.
  Solo IU se opuso a aquella ley.
  Ya hemos comprobado mil veces para qué sirve el Parlamento. En este caso, para dotar de opacidad a las grandes fortunas evasoras de impuestos.
   Como "inversiones" de algunas de nuestras Sicavs figuran palacios, yates, joyas, coches deportivos..., instrumentos imprescindibles de la ostentación y de la afirmación del éxito de quienes nos roban cada día su aportación al sostenimiento del estado, con el beneplácito del propio Parlamento.
   Ahora Mariano Rajoy y su gobierno les prorrogan la patente de corso. Seguirán tributando sólo al 1% en el impuesto de sociedades, mientras el impuesto medio de Sociedades ronda el 30% en España. De otro modo, dice el gobierno, la deslocalización sería inevitable. Es decir, el capital se buscaría un domicilio social y fiscal en algún país más tolerante. Es el reconocimiento explícito de que sólo tenemos la obligación de cumplir con las obligaciones fiscales los que tenemos movilidad limitada , y que evada quien pueda.
   Viniendo del gobierno es una afirmación que no sorprende; pero tan inmoral y tan cobarde que aturde a quien la oye.
   Decenas de miles de millones tributan de forma testimonial e irrelevante. Ese dinero, seguramente, se invertirá en deuda del Estado. No tributan, pero nos cobran intereses de usura y se solazan sobre nuestra ruina. Ya lo sabemos. La crisis es un asunto de los pobres.
  A Rajoy le sirve de disculpa; a mí, para afirmar una vez más que el gran capital maneja a su antojo a los gobiernos. Y lo seguirá haciendo mientras la Unión Europea no alcance acuerdos imprescindibles sobre la unión fiscal. Aun así los seguirá manejando, porque la mayor parte de los gobiernos de Europa son, sencillamente, los  recaderos del capital o sus esbirros.
   Lo compran todo, salvo la suficiente racionalidad para entender que su destino está unido al nuestro. Quizá, cuando lo entiendan ya sea demasiado tarde y se les habrá hundido el chiringuito definitivamente. Sería el tiempo de cambiar las leyes, enviarlos a la cárcel, incluyendo a los gobiernos cómplices, y  de reconstruir un mundo racional, solidario, atento a la economía real, al progreso colectivo y al cuidado del medio.
    Voy a poner este deseo en la carta a los tres Reyes Magos andaluces. ¡Quién sabe! Puede que tengan más acierto que los otros de Oriente en la selección de los regalos.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un ciclo demasiado breve


     ( Azuaga, 25 de diciembre de 2012) 
   Veinticinco de diciembre, fun, fun. Día lluvioso, desapacible y frío. Deambulo a toda prisa por las calles vacías. Ni en los tugurios de los impenitentes bebedores de aguardiente matinal cualquier día del año hay la más mínima señal de movimiento humano. Los fumadores faltos de previsión, como quien suscribe, hoy tendrán que fumarse la pata de una silla. El pueblo está sumido en un sopor cansino tras las puertas cerradas. Silencio  de granito sobre los tejados verdinosos. Hay que recuperar el equilibrio tras una noche larga en torno a las candelas públicas. Quedan rescoldos en algunas todavía.          
  Nunca he sabido con exactitud dónde hundirá sus raíces esta tradición. Supongo que recordarán las hogueras de pastores, en las que encendían los hachones con los que alumbraban su tradicional periplo navideño a la misa del gallo por veredas inseguras, incluso a plena luz del día.
   Desconozco por qué razón hay tradiciones que arraigan de manera indeleble, incluso entre quienes desconocen su sentido, mientras otras mueren de inanición apenas en dos generaciones. 
   Asomado al mirador de mi memoria, aletean en ese álbum intangible de imágenes imborrables que guardamos de nosotros mismo la hoguera de hachones de gamones, asfódelos o varitas de san José, una planta liliácea de tallo lampiño y poroso, que una vez seco, arde con facilidad extrema. Pacientemente mi padre los había fabricando durante los meses previos para alumbrar nuestra noche de navidad. 
    Mis hermanos y yo jugábamos con fuego en la más tierna infancia, con autorización de los adultos, por respeto a la tradición. Nevaba sobre nuestras cabezas infantiles una nieve grisácea de pavesas y la nochebuena fría y solitaria de los niños sin escuela que éramos, se llenaba con nuestras risas nerviosas y sinceras. Como druidas antiguos correteábamos con nuestros hachones, iluminando la noche en torno al cortijo solitario en la cima de un cerro pelado batido por los vientos que soplaban desde cualquiera de los puntos cardinales. 
     En aquella celebración había algo primitivo, mágico, ritual. Aquellas risas nerviosas eran como la alegría torrencial del hombre prehistórico que aprendió a dominar el fuego y, desde ese mismo instante, tuvo la tentación de retar a los dioses y de reservarse espacios propios, impenetrables a los caprichos de la divinidad.
    Hará cien años que no tengo un hachón de aquellos entre las manos. Los rescoldos de las hogueras públicas del pueblo, el inconfundible olor del humo de la madera de encina me han traído ráfagas de infancia y  alguna puñalada leve de nostalgia. Nostalgia por los que se fueron y por lo que perdí.
    Desde el mirador de la memoria, aquella alegría inconsciente de muchachos era también la alegría de quienes esperaban muchas cosas de la vida. El mundo entero era un territorio sembrado de esperanzas.  Contrasta tanto ese mundo recordado con el hoy vivido que el propio mundo parece haber cambiado definitivamente.
   Entre la niebla de la memoria y el humo de las hogueras, desde la atalaya de los años, creo estar viviendo un fin de ciclo, y no me refiero al de mi vida; un ciclo demasiado breve que ya incluye entre sus límites imprecisos el nacimiento esperanzado y el descrédito y la deslegitimación de la democracia más duradera y más creíble de toda nuestra historia. Se amontonan las causas que erosionan la credibilidad del sistema democrático. La crisis económica ha degenerado ya definitivamente en crisis de los valores en los que se asentaba hasta hace bien poco nuestra organización social y nuestra convivencia. 
   No estuve anoche en ninguna de esas hogueras multitudinarias, intergeneracionales, ruidosas; pero, detrás de la celebración obligada y la alegría que solicita el calendario no habría sido difícil descubrir un sentimiento colectivo mucho más unánime, el miedo al futuro. Un miedo provocado por la violencia y el cinismo del Estado, los abusos, el desvalijamiento soportado, la desprotección, el abandono. Lo alimenta también el convencimiento de que se protege a los culpables, a los que  han esquilmado al Estado, a los ladrones, a los canallas,  a los corrompidos. Y ese convencimiento está resucitando del pasado que creíamos olvidado comportamientos reconocibles de la España cainita.
   Un fin de ciclo. Sí. 
  Ojalá en algún rincón de ese desván de casa que ya no frecuentamos hubiera algún hachón de gamones esperándome. En el centro del patio diminuto donde colgamos la colada al sol repetiría esta noche el ritual  antiguo esperando que volviera la risa y la esperanza.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Se está consumando en estos días un robo colectivo

   Impunemente.
   Por parte del Estado. 
   No podrían haberse conformado con violentar el convenio laboral de todos los trabajadores públicos del país, sustrayéndonos en los presupuestos generales del estado una de nuestras catorce pagas anuales, la extraordinaria de Navidad. No les bastó.
  Cuando cada trabajador público perciba su nómina de este mes, además de comprobar de forma fehaciente que lo de la extraordinaria no era un rumor interesado, percibirá con asombro, frustración o resentimiento, que , además, su nómina será un 6,5% menor que el mes pasado , como mínimo.
   No hemos percibido la extraordinaria de navidad, pero cotizamos por derechos pasivos, como si la hubiéramos percibido.  Nos roban una paga legalmente en el BOE, pero nos hacen cotizar por ella como si aquí no hubiera pasado nada. ¡Demencial! Nos detraen por dinero que no hemos percibido.
  Es decir, ¡nos roban! Literalmente nos roban.
  Contrasta todo esto con la aseveración de una autoridad , - en el sentido del conocimiento, no en sentido moral- del BCE, que afirmó recientemente que la unión bancaria europea , o lo que sea que están esbozando, ya ha beneficiado a España, porque de los 400.000 millones de euros que habían huido del país en el último año, al menos 60.000 habían retornado a España.
 Eso debemos al capitalismo, agradecimiento porque algunos han vuelto al redil patrio.
 Yo no levantaría mi voz si el sacrificio de mi nómina sirviera para crear un puesto de trabajo. Fijaos lo que digo: un miserable puesto de trabajo. Pero, no. Íntegramente irá a paliar locuras financieras que cometieron, al unísono, especuladores, banqueros y políticos irresponsables y venales. 
  Pero, incluso esa locura financiera habría sido menos eficaz en demoler el estado democrático, debilitado y en manos de una derecha descarada , retrógrada y sin sentido de Estado, si todos los gobiernos democráticos hubieran cumplido su deber. Nadie ha perseguido la economía sumergida y el fraude fiscal. Nadie. Un tercio del Producto Interior Bruto de España no cotiza, nunca ha cotizado. En términos de fraude al Estado,  a todos nosotros, viene a suponer entre 65.000 y 90.000 millones de euros cada año. 
  Con esos ingresos en las arcas del Estado , probablemente no habría deuda ni déficit fiscal.
  Si cada gobierno hubiera cumplido su deber de perseguir el fraude, la crisis habría pasado ya hace años y España sería el modelo de Europa. 
   Pero es más fácil robar a un funcionario. 
   Y es más práctico usar la crisis artificial como la gran disculpa para desmontar el Estado Democrático que nos dimos. 
    

    

sábado, 22 de diciembre de 2012

Lo que tortura a Merkel

    Francisco G. Basterra en EL País de hoy - 22 de diciembre, el mundo sigue muy a despecho de los catastrofistas- , en sus reflexiones sobre el mal año europeo que no ha podido, afortunadamente, con el euro, habla de las tres cifras que torturan a Merkel, empeñada en cuadrarlas según sus preferencias, las del liberalismo más radical e insolidario que hayamos conocido.
            La primera es el porcentaje de la población europea. Somos, tan sólo el 7,5 % de la población mundial.
            La segunda cifra que maneja es nuestro PIB, considerando todos los países de la Unión. Nuestro porcentaje de colaboración  a la economía global del Planeta es el 25%.
            Esas cifras son pura constatación de los hechos objetivos.
            Es la tercera cifra la que le produce un rechazo indominable. La Unión Europea soporta el 50% de los gastos sociales de todo el mundo. Recordaré que “gastos sociales” significa la devolución en servicios de los impuestos a la ciudadanía por parte de los Estados. Y cuando hablamos de servicios, hablamos de condiciones de vida, de igualdad efectiva de acceder a los servicios públicos sin distinciones por situación social o económica: sanidad, educación, dependencia, justicia, y derechos en general.
            Según ella, esa línea de comportamiento nos convertirá en un parque temático para turistas chinos. No se pregunta Merkel qué diablos hace el resto del mundo con los impuestos de sus ciudadanos. Considera que nuestra situación en cuanto a gastos sociales nos hace menos competitivos. Hay que renunciar a esos gastos cuanto antes.
            Lo que para muchos de nosotros es –quizá habría que decir era- un orgullo, es para ella una lacra. No defiende el modelo social europeo, surgido de experiencias muy traumáticas, y que representaba hasta hace poco la referencia para el resto del mundo. Lo lapida.
            Pero no hace referencias a las otras cifras. Quizás la canciller de hierro debiera hacerse preguntas más humanas. ¿Cómo es posible que en la zona del mundo donde se produce el 25% de la riqueza de la tierra  haya treinta millones de parados, un alto porcentaje de su población esté ya excluida y otro, aun mayor, corra riesgo de exclusión? ¿Cómo es posible que muchos ciudadanos de la Unión Europea busquen alimento en los contenedores de basura? ¿Cómo es posible que muchos ciudadanos europeos mueran por no tener acceso a los medicamentos que garantizan su vida? ¿Cómo es posible que muchos ciudadanos, los mejor preparados de la historia, tengan que sobrevivir, especialmente en su país, con dos “masters” de universidades europeas y salarios de hambre?
            Quizás a la canciller de hierro le sobra biblia y le falta conciencia. Los sobrados de biblia andan cortos de conciencia social. Cabría una pregunta, una sola, ¿cómo es posible que la Europa humanitaria consienta la distribución injusta de toda esa riqueza?
            Merkel está contaminada. Le han inyectado el capitalismo en vena, es cierto. Pero, además, tiene la contaminación más dañina, la justificación religiosa de la injusticia. Los ricos de este mundo lo son porque dios, alguno de los dioses que  flotan sobre la nebulosa del temor a la muerte, premia sus honestidad y su trabajo. Los ricos son los mejores de este mundo. Su enriquecimiento es la señal de que dios aprueba su actuación. Los pobres lo son por justa penitencia.
            Ahora alaba a China. Es su modelo. En mi opinión, respetando su difícil trayectoria histórica, hoy por hoy China es el país más bipolar de la tierra. Dictadura de partido único, comunista, pero capitalismo salvaje y sin control en la práctica. No hay ni un control de calidad sobre sus propios productos. Es el país más contaminador del mundo , casi en paridad con los Estados Unidos. Si alguno de los derechos humanos se respeta allí, será obra del azar. En fin, ¿de qué puede ser modelo China hoy en el mundo? Sólo de que mejora su producto interior bruto de forma llamativa. Pero, ¿a costa de qué…?
            Dice G. Basterra que cabe la posibilidad de que muchos europeos la consideren como la mujer del año. Salvo si fuera en sentido negativo, como la mujer nefasta del año, yo disiento. En mi opinión, por dañina, merece institución cerrada y olvido cuanto antes.
            Al parecer, ella no leyó las recomendaciones de Thomas Mann. Tras la Segunda Guerra Mundial, el novelista advirtió a los alemanes de que nunca más persiguieran una Europa alemana; que se contentaran con  construir una Alemania cada vez más europea. Merkel sólo leerá su Biblia protestante. No parece haber leído a Thomas Mann.
            Pues, eso. ¡Institución cerrada antes de que nos destruya definitivamente! 
        Cada vez que Alemania ha aspirado a dominar Europa ha generado catástrofes imborrables en la historia de los seres humanos.

viernes, 21 de diciembre de 2012

¿El fin del mundo no era hoy?

    La interpretación catastrofista del calendario maya ha acabado por no cumplirse, afortunadamente para todos nosotros. Ya lo sabíamos. La parte sorprendentemente científica de esa predicción, sí. Sobre estas fechas, entre hoy y el día 26 de este mes de diciembre, se producirá una rara alineación de astros que tardará trescientos noventa y cinco años  en producirse de nuevo.
     Los mayas eran capaces de calcular estos complejos movimientos dentro del sistema solar y su calendario contempla estos acontecimientos. Así que no dejaron escrito que se acabara el mundo, sino este ciclo reiterativo de ajustes en los movimientos astrales que empezarán de nuevo por estos días para reproducir esa rara coincidencia dentro de cuatrocientos años o casi.
    Quizá para la cultura de los mayas cada uno de estos ciclos signifique algo así como una primavera celeste por la que el mundo se renueva. Lo desconozco. Pero ninguna primavera viene precedida de una destrucción de la naturaleza para rejuvenecerla luegoEl ciclo natural no destruye, reconstruye o renueva reciclando.
         Cuestión de interpretacionesSiempre  habrá quien pretenda sacar conclusiones catastrofistas de cualquier situación ambigua para arrimar el ascua del temor reverencial a su interesada sardina.
          Quienes cultivan en el interior de la mente humana ese temor irracional esperan siempre dividendossean estos beneficios económicos o cesión de alguna forma de poder que les permita acceder a los privilegios pretendidos
       Cualquier chamán, desde la Antigüedad hasta esta misma hora en que yo escribo, solicita de los demás el reconocimiento de su estatus superior, de su proximidad a la divinidad que lo ha escogido, que lo ha puesto entre nosotros, para que nos guíe hasta algún paraíso que nos aguarda tras la muerte, si cumplimos sus requerimientos.
                La única fuerza de la fe, de cualquier fe, radica en nuestro miedo a la nada, en nuestro deseo de perdurar tras la muerte, en nuestra esperanza irracional en que eso sea posibleLa única fuerza de cualquier fe es nuestro miedo.
         Así que, resuelta - en mi opinión humilde - la cuestión de las previsiones sobre el fin del mundo, conviene establecer que, de todas formas, por un procedimiento más lento pero no por ello menos catastróficosí hay un mundo que se acaba poco a poco y de forma irreversible, según todos los datos de que yo dispongo. El Estado democrático en este país está siendo liquidado, desaparece ante nuestros ojos de forma irremediable. 
    Rajoy gobierna por decreto ley, rehúye el control del Parlamento - por otro lado, inútil-, avienta sus culpas emboscado en la  penumbra gris  y orientando la justificada cólera ciudadana en dirección a sus ministros, y culpa a la herencia recibida o se reconoce rehén de Europa para justificar sus medidas miserables.
     Ojalá, como en el calendario maya, ahora empiece un ciclo renovador que nos devuelva lo que perdimos. Y no me refiero tan solo a los derechos conculcados. Me refiero también a la dignidad y a la conciencia colectiva. Nadie vendrá a ayudarnos. Somos nosotros. Todos nosotros. Me agotan las quejas cuando vienen acompañadas de la parálisis colectivaLa renovación es un trabajo arduo, febril, agotador pero da frutos prodigiosos. 
     Ya es hora.


  

martes, 18 de diciembre de 2012

Capio es un verbo latino

     Entre los infinitos enjuagues de privatización de servicios públicos fundamentales llevados a cabo  por Esperanza Aguirre, el caso del Hospital de Collado Villalba roza lo delictivo.
            A pesar de estar terminado, por razones exclusivamente políticas - cuadrar los presupuestos de la Comunidad de Madrid y ajustar el déficit que Esperanza nos ocultó-, permanecerá cerrado en 2013.
            Pero la empresa privada, Capio, que accedió por convenio a la explotación de dicho servicio público cobrará de las arcas de la Comunidad casi un millón de euros mensuales, IVA incluido.
            La gestión es, desde luego, ejemplar. 
            La Comunidad no presta un servicio que se consideró prioritario en su momento para una población de más de 100.000 habitantes , tras declarar la obra "de interés general" para acelerar los trámites. Pero los paga religiosamente, porque así lo estableció en su convenio de explotación con el capital privado. Y los convenios están para cumplirlos. Salvo - por citar uno sólo- el de los tres millones largos de funcionarios que  teníamos establecido en nuestro convenio laboral la distribución de nuestro salario  en catorce pagas anuales, a los que se nos ha detraído una por decreto, de momento.             Seguramente, porque el incumplimiento de este convenio era imprescindible para garantizar  inmoralidades como la de Collado Villalba.
            Que la privatización de los servicios públicos ahorra costes es la gran mentira que argumentan desde las esferas de poder del Partido Popular. He ahí la muestra.
            Seguramente el convenio será legal. Hasta ahí podíamos llegar. Pero hace tiempo que lo legal y lo justo o  lo legítimo amenazan divorcio agresivo en esta plutocracia corrompida en la que ha degenerado nuestro sistema democrático.  
            Quien no desmiente el acierto con que escogieron su nombre es esa empresa beneficiaria, "Capio".
            Podría ser casualidad, pero más parece broma de mal gusto. CAPIO es la primera persona del presente de un verbo latino que significa "yo tomo, yo cojo, yo me apropio, yo capturo, yo me adueño..." No puede ser más cierto. Se apropian de  casi un millón de euros mensuales de las arcas de la Comunidad de Madrid sin mover un clavo. 
            La raíz de ese verbo comporta un significado estrechamente vinculado con el uso de fuerza y de violencia: capturar, cautivo, en nuestra lengua, dan buena prueba de ello.
            Pero ahora se estila una violencia subterránea, que pasa desapercibida durante mucho tiempo a los ojos incautos. Se denomina corrupción. Y se origina cuando los intereses del capital y del poder político coinciden en la búsqueda del enriquecimiento personal y del mantenimiento del poder esquilmando las arcas públicas. Mirad alrededor. Tenéis cientos de ejemplos; cientos de nombres de implicados circulan por los medios de comunicación.
            El procedimiento es bien sencillo. El capitalismo clientelar se garantiza el favor del poder político en el acceso a los servicios públicos y comparte beneficios. Habitualmente, de la forma más burda, es el cargo político el perceptor del beneficio corruptor. Pero ése es un procedimiento de palurdos, de provincianos ambiciosos y torpes aunque les fabriquen los trajes a medida. Esos, aunque más tarde de los deseable, suelen caer en manos de la justicia.  
            La forma aristocrática es algo más elegante y rebuscada. Dos eslabones de la misma cadena se aúnan para consagrar esa unión contra natura. 
            De una parte, se coloca en puestos de relevancia del organigrama empresarial a ex altos cargos políticos  de cualquier partido que, además de obtener salarios desmesurados, a veces por la simple figuración en los organigramas, para garantizar su fidelidad, son el puente fiable por el que circula el apoyo del poder político y, en dirección contraria, el porcentaje que engrosa los recursos del partido para pagar sus nóminas, sus campañas o los favores debidos. 
   De otra parte están los vínculos, mucho más estrechos y poderosos, relacionados con la consanguinidad o el parentesco. Se contrata para puestos de relevancia, en el oscuro cajón de los asesores, a familiares  próximos  a quienes ostentan el poder personal y se les ata por medio de potentes lazos económicos. Este no suele fallar. Y no es de uso exclusivo para el dominio de los partidos políticos. Se usa, igualmente para otras instituciones de poder verdadero, sea este visible o esté oculto. Obsérvense las ocupaciones de algunos miembros de la familia real, por poner un sólo ejemplo.
   Así que resulta legítimo emboscarse en la suspicacia. Legítimo y necesario.
            Capio ya domina los centros médicos privatizados de la Comunidad de Valencia, de inmaculada trayectoria corrupta en la última década. Y empieza a dominar los de Madrid, obteniendo beneficios, incluso un año antes de prestar servicios. 
            Yo ya no creo en casualidades.
            Un día, cuando ya sea tarde para evitar expolios, quizá afloren a la luz en el caso del hospital de Collado Villalba esos vínculos contra natura con los que el actual gobierno y sus cómplices históricos están desmontando de forma acelerada este país.  
            Ojalá, si ese día llega, tengamos aún redaños para recuperar lo que perdimos. Y, redaños para poner ante el juez a los que esquilman nuestros derechos y nuestros bolsillos en su exclusivo beneficio.



domingo, 16 de diciembre de 2012

Año nuevo, año mágico.

     En los últimos tiempos no hay año que se precie que no tenga su etiqueta definitiva. A la cabeza de esa adjetivación altisonante se ha colocado el 2012, la profecía maya, y el profetizado fin del mundo. Grandioso, sin duda. Difícil de superar.
   No obstante, Rajoy y su gobierno tienen recursos para superar , incluso, lo que parece insuperable.
   El 2013 será el año de la recuperación económica de España. Los brotes verdes serán un bosque frondoso. En el 2014, Europa volverá a ser el paraíso terrenal. Acostumbrados a mentir, las dimensiones de las mentiras han perdido importancia. "Son estúpidos",- se dirán.  "Nos lo han demostrado ya con creces. Todo cuela en sus cabezas de primates. Todo vale". 
   El fin del mundo que anunciaban los mayas resulta más creíble.
   La Historia y los expertos confirman que una crisis de deuda tiene tendencia a prolongarse durante una década y a dejar secuelas mucho más duraderas en las sociedades afectadas, cicatrices profundas y desigualdades insoportables.
   Recientemente Intermón, una ONG que trabaja para la personas desfavorecidas de la tierra, ha denunciado que con las actuales políticas la crisis se prolongará, al menos, hasta el 2018 y que, para entonces, el 40% de la población española integrará la oscura y dolorosa nómina de las personas excluidas; que las diferencias entre pobres y ricos en este país estarán próximas a los países subdesarrollados.
    Creo bastante más las previsiones de los expertos y de las organizaciones independientes. No es una actitud que justifique mis posturas políticas. Ojalá pudiera creer las del gobierno. Pero mienten; una vez más nos mienten a sabiendas. No han dicho ni una sola verdad desde que comenzaron la campaña previa a las elecciones de noviembre del año pasado. Aprovechan la crisis para aplicar medidas ideológicas que este país lamentará durante mucho tiempo. Y algunas de esas medidas son impuestas, pero ellos las comparten.
    Creo más en las previsiones de los expertos y en la de las organizaciones independientes porque coinciden con mi propia observación.
    Y, por lo que se refiere a la soberanía nacional, está casi todo demostrado. 
     Rajoy ha reconocido a los líderes de los dos sindicatos mayoritarios que no solicita el rescate porque Merkel no considera que sea el momento oportuno. Rajoy podía irse a casa. Ya Merkel dirigirá la política española por email. No soy , en absoluto, partidario de un rescate. Conocemos las consecuencias que han tenido para países próximos como Grecia y Portugal. Pero soy menos partidario de que el gobierno de mi país se pliegue a las exigencias de Merkel, como monaguillos del capital alemán. ¡¡ Claro que a Merkel le parece un momento inoportuno!! El capitalismo especulativo alemán, más de cinco billones de euros en depósito en sus bancos, no quiere ni por asomo la intervención del BCE en la deuda del Sur. Obtienen de nuestra miseria unos intereses desmesurados, literalmente criminales para nuestra supervivencia como estado independiente y soberano.
  Así que o reconocemos la validez del título preliminar de la Constitución que establece que la soberanía nacional reside en la voluntad del  pueblo español y que de ahí emanan los poderes del Estado, o lo cambiamos para darle una redacción más acorde con la realidad , algo así como que la soberanía de este país emana - por ser correcto- de la voluntad de Merkel, o de donde sea que esta señora guarde sus intereses políticos y los intereses económicos de la clase a la que sirve y que la sustenta en el poder .
    Mientras, los voceros mediáticos del poder bendicen a dios porque , al menos, esta crisis la gestiona el PP. Asquea leer a gente que anteponen el odio al contrincante político a la razón y a la propia subsistencia. Quizá se sientan protegidos de ese futuro de exclusión que nos aventura el pensamiento independiente de medio mundo. Guardaré silencio sobre ellos. Sólo me inspiran asco, deseos inevitables de liberar ese asco con insultos. Maldita la hora en que nacieron sin conciencia. No olvidaré sus nombres, por si un día me necesitan. Les cerraré mi puerta y les diré por qué con desprecio infinito.
      

domingo, 9 de diciembre de 2012

El genocidio inivisible

   Una sexta parte de la humanidad pasa hambre. En muchas regiones de la tierra perecen de hambruna miles de personas cada día.
            Inevitable, nos dirán. Superpoblación, cambo climático, aumento de la demanda de los países emergentes, incapacidad de la tierra para alimentar a toda la población, escasa productividad de la agricultura en la regiones más deprimidas de la tierra, dedicación de una buena parte de la producción agrícola a los biocombustibles, ciclos climáticos, sequías que se repiten...
             Mentiras imprescindibles para acallar nuestras conciencias. O, al menos, medias verdades.
            La tierra podría alimentar sin grandes esfuerzos al doble de la población mundial actual con las actuales técnicas agropecuarias. Ese no es el problema fundamental.
            El problema está en Chicago, en la Bolsa de Futuros. Ahí se decide el hambre de la tierra.
            Capitalismo en estado puro. Eso dicen. Y en la dinámica de los mercados siempre hay víctimas colaterales, inocentes pero inevitables. Eso dicen.
            La especulación capitalista - invertir mucho dinero para convertirlo en mucho dinero más, sin importar los procedimientos-  siempre ha tenido sus mitos imprescindibles. Ha habido muchas crisis provocadas por la ambición irracional del capitalismo dominante en cada época. 
            En el 1929, fue el mito del crecimiento infinito. Fue una burbuja colectiva de la Bolsa Americana que contaminó al resto del mundo, salvo a la URSS, y provocó la Segunda Guerra Mundial. Tras vencer en la contienda los generadores del conflicto en sus raíces profundas se erigieron en dominadores del mundo, y defensores de la libertad y la democracia ¡Toma ya!
            Entre 1997 y 2001, la burbuja fue de las empresas "Punto.com." La nueva economía se centraría en las actividades de Internet. En 2001 el mito se vino a tierra y la crisis económica fue profunda en muchos países tecnológicamente avanzados. En Europa, la recesión afectó profundamente a Alemania. Para salir de su propio agujero, comenzó a cavar el nuestro. El capital especulativo huyó de Internet como se huye de la peste. Y encontró su refugio de forma inmediata. ¡Las hipotecas! Otro mito arrastrado por el muladar de la ineficacia del sistema. 
            Muertas las empresas "Punto.com", la creatividad especulativa se volcó sobre la propiedad inmobiliaria, un mercado seguro siempre al alza. Ya vemos las consecuencias. 
            Aznar creyó que era la panacea, su bálsamo de Fierabrás. Murcia se iba a convertir en la California de Europa. Un profeta, en toda regla.  No sería extraño.  Aznar oye voces en sueños. Dios lo salvó de un atentado para que, en justa reciprocidad, él salvara a la humanidad. Tras publicar sus memorias, supongo que alguien de su entorno le habrá recomendado que se ponga en manos de algún profesional de prestigio. Para el tratamiento de esos síntomas antes te prescribían institución cerrada,  electrochoques y manguerazos de agua fría, pero ahora la medicina es más humanitaria. Un buen tratamiento químico y su problema pasará desapercibido en sus compromisos sociales. 
            Y Zapatero y sus gobiernos, aún conscientes del riesgo, la mantuvieron y no se atrevieron a enmendarla. "¡Quién sabe - se dirían- , quizá escapemos ilesos!". Proféticos, también,  aunque aún no han publicado sus memorias. Lo harán, sin duda.
            El estrepitoso fracaso de las "hipotecas sub prime", basura en toda regla, no los ha desanimado. El capitalismo especulativo tiene una virtud incuestionable; no se la podemos discutir: es creativo. El alimento humano es un valor seguro, porque resulta imprescindible. ¡Ya está! Este beneficio no podrá nunca quedar en entredicho. Controlemos el pan, establezcamos el precio a nuestro gusto. No hay problema.
            En Chicago, fundamentalmente, se decide quién morirá de hambre. Se especula con la producción mundial de alimento. Se aceptan las víctimas como un mal necesario de ajustes de mercado. 
            Desde el desembarco belicoso del capitalismo especulativo en el mercado de productos básicos de la alimentación humana, los precios mundiales se han multiplicado por dos, por tres o por cinco en cuestión de meses. Esta variación no es consecuencia de oscilaciones de producción  o de demanda. Sólo, de la acaparamiento y de la manipulación interesada de los precios para garantizar beneficios criminales e injustificados. En los países desarrollados, que gastamos en alimentación entre un 12% un 15% de los ingresos familiares, no supone un umbral entre la vida y la muerte. En los países pobres, donde la mayor parte de la población destina entre el 75% y el 85% de los ingresos de la familia a la alimentación, sí.
      El beneficio desmesurado que persiguen estos depredadores causa muertes. Miles de muertes cada día en la familia humana.
    El hambre de la tierra tiene sujeto agente. La origina el capitalismo especulativo. Y, probablemente, tú, sin saberlo colaboras. ¿Tienes un fondo de pensiones? ¿Has puesto a plazo fijo algunas cantidades en tiempos de bonanza? ¿Tienes algunas acciones donde refugiaste unos ahorros inestables? Probablemente ese dinero esté causando alguna muerte en lugares donde el hambre es compañera inevitable de la gente.
    ¿Duele?
     ¡¡Despierta!! O, en todo caso, no sigas este blog.
    Mientras me quede un gramo de esperanza, traeré a esta página, en menor medida de lo que sería mi deseo, la relación de indignidades que soportamos la mayoría para el enriquecimiento de unos pocos desalmados, 
     Pero, ¡tranquilos! El capitalismo es un disolvente poderoso de las culpas. Nadie es culpable nunca.
     No obstante, todos somos culpables de este genocidio invisible, mientras el líder espiritual de occidente se empecina en remover fabulaciones que nadie le reclama. Afirma, de paso, que el matrimonio homosexual amenaza el futuro de la humanidad. No más que la virginidad, o el celibato qué él practica, diría yo.
     Seguramente, él come cada día.
     Son desvaríos, sin duda. Falta saber si son desvaríos de viejo chocho, o desvaríos de viejo sin conciencia, cómplice necesario en este crimen universal.
     
     

jueves, 6 de diciembre de 2012

Jornada de puertas abiertas

     La Constitución Española fue aprobada en referéndum popular el 6 de diciembre de 1978.
    Vaya por delante el significado que el Diccionario de la Real Academia Española establece para el  verbo conculcar: quebrantar una ley, obligación o principio.

 Título Preliminar. Artº. 1.2.: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado"
      ¡CONCULCADO! 
  Capítulo 2º. Artº. 14: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social" 
     ¡CONCULCADO!
  Capítulo 2. Artº. 16: " Ninguna confesión tendrá carácter estatal."
     ¡CONCULCADO  en la práctica!
 Capítulo 2. Artº. 20: "Los españoles tienen derecho a  expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción"
    ¡CONCULCADO en la práctica!
 Capítulo 2. Artº. 24: " Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión."
   ¡CONCULCADO!
  Capítulo 2. Artº. 27.2: "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales"
  ¡CONCULCADO!
 Capítulo 2. Artº. 31.1: "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio"
  ¡JAMÁS APLICADO!
 Capítulo 2. Artº. 35. 1: " Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo."
   ¡CONCULCADO!
 Capítulo 2. Artº 37.1: La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.
    ¡CONCULCADO!
  Capítulo 3. Artº, 39.1: "Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia.
     ¡CONCULCADO!
 Capítulo 3. Artº. 40.1: "Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.
    ¡CONCULCADO!
 Capítulo 3. Artº. 44.2 :"Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general."
    ¡CONCULCADO!
 Capítulo 3. Artº 47." Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación"
 ¡PARA LLORAR!
    
    Podría seguir enumerando derechos conculcados en cada página de la Carta Magna del 78 durante mucho tiempo. ¡Baste la muestra!
      ¿Qué celebran hoy...? Yo guardo un día de luto, un dolor sentido y verdadero por cada derecho conculcado, hurtado al pueblo que a sí mismo se lo concedió para asentar sus futuro en pilares más justos de los que nunca hubiera conocido.
       ¿Qué celebran con sus discursos obligados y hueros?
      Un día compartí con ellos empeño y esperanza; repetí sus palabras .Yo  mismo  fui uno de ellos, convencido de que el futuro dependía del esfuerzo de todos nosotros. Hoy vuelvo la espalda a esos discursos preparados sin convencimiento y sin verdad alguna.
      ¿Puertas abiertas? Podrían aprovecharlas y marcharse a casa, si no avergonzados , al menos conscientes de que han traicionado la confianza que les dimos; han renegado de la obligación moral de defender los derechos de este pueblo, los que nos otorga la Constitución del 78. Han vendido a este pueblo y  nos han arrebatado nuestro propio futuro. Lo han hipotecado.
     ¡Estamos hartos de cínicos y gente sin conciencia! 
     ¿Discursos? ¡Respetad nuestro luto! ¡Guardad  silencio!  ¡Ahorradnos más mentiras!

lunes, 3 de diciembre de 2012

La mirada de la Gorgona

  

 Rosa Luxemburgo
(Wikipedia)

 Leí ayer una oportuna referencia de Josep Ramoneda en su columna de opinión (El País, 2-XII-2012) a un pensamiento de Rosa  Luxemburgo. "Si todos supiéramos, el sistema capitalista no duraría ni veinticuatro horas". 
            Lo desmentía Ramoneda con lógica demoledora.
            Cuando esta mujer comprometida  vivió, - murió en 1919, apenas concluida la Primera Guerra Mundial, víctima de la represión con la que el gobierno alemán sofocó la rebelión popular que amenazaba con reproducir la Revolución Rusa en una Alemania arruinada por la contienda-, puede que la ausencia de información o la lentísima afluencia de la misma a las masas resultara una verdadera rémora para la acción revolucionaria.
            Hoy, no.
            La información sobre los abusos del sistema económico, sobre su dominio de la vida política, de los parlamentos y de la acción de los gobiernos, invade cada hora de nuestra vida; inunda cualquier rincón de nuestra sociedad como un río desbordado. No es precisamente información lo que nos falta. Todos sabemos cuanto es preciso saber. Más que nunca. Y no solo porque tengamos acceso a la información, sino porque somos testigos directos del desmontaje frenético del Estado por parte de los intereses económicos. Lo sabemos de primera mano, porque sufrimos con crudeza las consecuencias del saqueo de nuestros derechos y de nuestras conquistas históricas. 
            No obstante, - y a esa conclusión llegaba Ramoneda- , no es el capitalismo el que parece en peligro, sino el propio sistema democrático. El capitalismo es cada día más poderoso, más obsceno, más exigente, más deshumanizado y menos respetuoso, si alguna vez lo fue, con la soberanía de los estados.
            Y, sometida a sus exigencias, la democracia es ya un concepto vacío de contenido; las constituciones, listados de derechos conculcados, arqueología de la voluntad de los pueblos que un día se creyeron dueños de su destino; los proyectos políticos de las naciones y sus pueblos, sueños imposibles de gente sin sentido de la realidad, románticos rezagados o adolescentes perpetuos.
            Y los gobiernos, por fuerza o de buen grado como sucede en nuestro caso, son sólo los esbirros que imponen al pueblo el código de hierro con el que capital expolia los territorios conquistados. Esa es la única verdad. 
            Y la sabemos.
            La cuestión, entonces, que cabe plantearse es de qué nos sirve el conocimiento, tan detallado, tan prolijo, tan bien desmenuzado, tan asumido ya por cualquier ser humano racional.
            Yo no sé responder. Sólo tengo sospechas.
            Quizá la conciencia de ese poder tan invasivo, tan cruel, tan inhumano, tan extendido, nos ha dejado inermes, vencidos de antemano, amargamente convencidos de que ya no hay remedio.
            Quizá la información que manejamos, como la terrible mirada de Medusa, nos ha petrificado.
            Quizá fuera más útil el silencio que este empeño inútil de denunciar indignidades.
            De cualquier forma, sabed que quien guarda silencio interesado sobre las injusticias y las explotaciones, ha empezado a morir o ha aceptado ya la esclavitud como futuro.